Vídeos relacionados:
A Yasel Porto lo conocí hace años: era apenas un muchacho inquieto, deseoso de aprender, trabajar, estudiar, demostrar su sapiencia de la pelota cubana e internacional.
Él me miraba desde su incipiente carrera como alguien que le había dedicado la vida a la pelota cubana; yo, como un hijo al que había que enseñar… sin embargo, la maestra se convirtió en alumna pues, debo reconocerlo, Yasel Enrique Porto Gómez, a sus 38 años es todo un especialista en tema béisbol.
Lo más leído hoy:
Estudié Comunicación Social en la Universidad de La Habana y en 2001 me había graduado en Técnico en Electrónica, además de ser graduado como narrador-comentarista deportivo y locución con certificado de primer nivel de evaluación.
Precisamente en la COCO, emisora en la que hizo sus pininos, lo conocí. Estaba en la cabina de transmisión del estadio Changa Mederos siguiendo a los Metros, segundo equipo de la capital, lamentablemente desaparecido en la actual estructura de la pelota cubana.
Yo era un fiel oyente del programa Tribuna Deportiva de la COCO y mi mamá quiso darme como regalo de mi 15 cumpleaños, el 31 de agosto de 1998, el llevarme a conocer directamente a los realizadores del espacio mientras se transmitía.
Allí me recibieron entre otros, Alexander Garcell, Carlos Cabrera y Armando Campuzano y fue este último quien me incentivó a ir más seguido al programa para hablar de deportes. Me hice corresponsal deportivo voluntario del municipio Cerro, donde no puedo dejar de reconocer el apoyo de la entonces Directora de Deportes Margarita Mayeta, una de las mujeres que más aprecio por sus valores y el cariño que todavía hoy me demuestra.
Estuve como tres años de corresponsal yendo noche tras noche a la COCO sin cobrar un centavo, sobre todo, porque en ese momento todavía estaba en el politécnico Osvaldo Herrera y no podían pagarme como estudiante. Finalmente me gradué de electrónica en el 2001, año en el que también logré mi título como comentarista deportivo.
Ya con esos dos objetivos cumplidos fui contratado como narrador-comentarista de la COCO donde laboré por mucho tiempo hasta que en el 2013 me mudé completamente para la televisión.
¿Remembranzas de aquellos pasos iniciales?
Yo hice trabajos que me marcaron, pero hay tres que resaltan sobre el resto. Primero la página web que llegó a convertirse en el mayor referente a nivel nacional en el tema béisbol.
Los otros que incidieron extraordinariamente en mi formación como profesional y mi relación con las personas fueron el ya referido programa Tribuna Deportiva y las transmisiones de los Metros. En ambos casos tuve la oportunidad de trabajar con uno de mis grandes colegas y amigos, Iván Alonso, a quien le tengo un cariño infinito. Hicimos un dúo que todavía hoy muchos recuerdan con agrado.
Juntos vivimos momentos imborrables no solo entre nosotros, sino en nuestro vínculo con los oyentes o “tribuneros”. Organizamos actividades y eventos, hasta torneos de sóftbol y las dos Coco-olimpiadas en la que convocamos a oyentes, incluyendo mujeres y niños, más varios colegas, para participar en varios deportes por varias semanas.
Eso fue único y pueden dar fe los cientos que fueron partícipes de aquello. No te miento si te digo que esos años en la COCO, sobre todo desde 2006-07 hasta que quitaron a los Metros y se jubiló Iván, la señalo como el momento más hermoso de mi carrera profesional.
Yo iba a trabajar con unos deseos inmensos y lo que cobrábamos eran 18 pesos cubanos por hacer un programa en vivo de tres horas, para al final fajarnos a las 11 de la noche con un P1.
Y con los Metros muy parecido, porque era ir a narrar un equipo que todos los años perdía a parte de sus mejores jugadores (pasaban a Industriales) para enfrentar un campeonato en el que casi siempre estaban destinados a los últimos lugares.
En total, estuve con ellos entre 1998 y 2012 y me honra haberles dedicado mi primer documental: Eterno Gladiador, que estrené en el cine en el 2006. No te imaginas el dolor cuando decidieron quitarlos de la Serie, algo que fue culpa de todo el mundo, no solo de la Comisión Nacional, porque los primeros que no los cuidamos fuimos nosotros los habaneros.
Esa pasión por el béisbol ¿cuándo y cómo nace?
Yo nací y he vivido al doblar del Latinoamericano y eso fue fundamental para que desde muy niño estuviera conectado con la pelota. Desde pequeñito mi papá me llevaba al estadio y después ya iba solo o con algunos amigos del barrio.
No me perdía casi ningún partido en aquellos años noventa y me sabía de memoria todos los peloteros, porque tenía una libreta donde anotaba muchas cosas y recopilaba los recortes de periódico con la información del béisbol.
Con el profesor Nicolás Reyes en el conocido Pontón aprendí lo básico del juego en mis tiempos infantiles y lo hacía bastante bien, pese a que yo era chiquitico. Me encantaba aquello, pero tuve que cambiarme para una escuela primaria más lejos y eso me limitó al extremo de tener que dejar la pelota.
Con posterioridad jugaba en los “pitenes” de barrio y me incorporé a los torneos de sóftbol de la prensa, en los cuales siempre me destaqué sobre todo en los jardines.
Yo siempre me he maravillado por tu conocimiento de la MLB ¿cómo te las arreglabas para seguirlas? Ahora es muy fácil pero antes…
Las Grandes Ligas también las sigo desde que era pequeño. Cuando mi papá emigró me mandaba postales, periódicos, videos betamax y por ahí empecé a enterarme de las cosas principales del mejor béisbol del mundo.
Después vino la furia de los videojuegos, del Nintendo y súper Nintendo y hasta campeonatos de pelota echábamos. Eso me ayudó a conocer mucho más a los jugadores de aquel béisbol y también como antesala de lo que vendría después, profesionalmente hablando, porque yo era quien llevaba las estadísticas de los juegos y campeonatos y hasta me ponía a narrar, jugara o no jugara yo.
Fue una etapa inolvidable, era una furia indescriptible por la pelota: de jugar en el Nintendo nos íbamos al parque a hacerlo de verdad y por la noche para el Latino o ver un buen partido por la televisión. Era pelota a pulso y aquella semilla fue clave para que hoy sienta tanta pasión y devoción por este deporte.
¿Cuándo llegas a la televisión? ¿Qué hiciste?
Yo hice colaboraciones con el Canal Habana a principios de los 2000, pero fue en 2008 que empecé oficialmente a hacer televisión en el noticiero de ese canal. El comentarista Ángel Luis Fernández y alguien muy exigente pero humana y profesional como Caridad Bermúdez desempeñaron un papel indispensable para entrar y desarrollarme.
Habana Noticiario marcó mi inicio y mi final en la televisión desde el punto de vista oficial, al menos hasta hoy. Después vino mi afiliación con Bola Viva, proyecto de Hernández Luján y Javier Orizondo, quienes me abrieron las puertas de ese gustado espacio de debate y polémica, sin dejar de reconocer el aporte de otros amigos como William de Jongh y Suárez Valmaña, “Jeli”, otro de mis incondicionales por todo lo que me ayudó desde que era un adolescente.
En 2013 se inicia Tele Rebelde como Canal de Deportes y además de insertarme como especie de productor en Béisbol Internacional me aprueban un proyecto relacionado con la historia, Béisbol de Siempre, que ha sido posiblemente lo que más me ha distinguido en lo profesional hasta el día de hoy.
Y así estuve entre Tele Rebelde, Canal Habana y Cubavisión Internacional hasta mi salida de la TV a finales de 2019. Participé de muchos programas y pude transmitir unos cuantos deportes además del béisbol, no todo lo que hubiese querido, pero tuve determinados espacios que permitieron darme a conocer ante el público mucho más que en la radio.
Creo que la TV fue un catalizador de muchas ideas y de mí como profesional. A pesar de lo que vino después y de muchos tragos amargos, el balance que me dejó en general fue favorable, gracias entre otras cosas a los televidentes y a algunos colegas que permitieron que siguiera haciendo mi trabajo con la pasión de siempre pese a los obstáculos, los cuales pueden quitarle el deseo a cualquiera.
Béisbol de Siempre, un programón que han quitado del aire.
Como te dije antes, ese ha sido el proyecto más importante de mi vida por múltiples razones. No digo el mejor, sino el que más me ha marcado. Se estrenó el 6 de julio de 2013 y decidieron quitarlo en diciembre de 2019.
Fueron seis años de muchas satisfacciones, de cumplir objetivos, de hacer sentir bien a peloteros y aficionados ávidos de recibir toda esa historia trascendental de la pelota cubana y del béisbol internacional, incluidas las Grandes Ligas.
Yo soy un apasionado de la historia desde que era chiquito y en ese programa se combinó ese amor con el déficit del tratamiento a los temas históricos dentro de la TV, sobre todo el que se jugó antes de que se instauraran las Series Nacionales y el mismo béisbol de Grandes Ligas que todavía algunos se empeñan en satanizar con argumentos absurdos.
Siempre tuve un equipo de trabajo formidable, en el que Ismael Sené y Jorge Alberto Piñero (JAPE) están a la cabeza; el primero, por ser alma del programa con su presencia inestimable semana tras semana y el segundo, por ser mi apoyo productivo más de la mitad del tiempo de existencia del programa.
Después el proyecto fue más allá de un simple espacio televisivo y lo convertimos en algo más social con la creación de un grupo oficial dentro de la Sociedad Cultural José Martí y allí se desarrollaron múltiples ideas, desde descubrimientos en el cementerio y homenajes posteriores relacionados, hasta encuentros con los niños y entrega de implementos deportivos mediante actividades didácticas, en las que siempre se resaltaba a los grandes peloteros del lugar al que íbamos, que en ocasiones hasta nos acompañaban.
Muchos me escriben preocupados por la salida o retorno de Béisbol de Siempre, el cual contra viento y marea llegó a ser reconocido como el mejor programa de deportes durante las dos últimas convenciones de la TV y yo en lo personal como mejor conductor y director general.
Si hay algo que me duele de haber salido de la TV, es que ese proyecto se perdió, y al fin y al cabo la afectación mayor ha recaído en miles de personas y en el béisbol cubano en sentido general, por lo que representaba revivir tantas páginas doradas del béisbol, con un sello muy particular que yo creo tuvo un impacto en los aficionados.
Yo vivía prácticamente para ese proyecto, primero con el programa y después con lo que se hizo con la Sociedad José Martí. No era parte de mi vida, esencialmente era mi vida.
Salimos un tanto de tu carrera para hacerte una pregunta muy difícil ¿Te atreverías a elegir un pelotero cubano que sobresalga en todos los tiempos y uno no cubano?
Esa es una de las preguntas más difíciles que me has hecho, porque hay algunas que son polémicas pero tienen una respuesta. En este caso me cuesta muchísimo trabajo decirte un nombre en particular porque a alguien tan amante de la historia como yo le resulta casi imposible ser radical en ese aspecto.
Yo tengo figuras con las que tengo una conexión enorme y no solo por el hecho de haberlos visto y disfrutado de su trayectoria. Yo tengo un lazo un tanto místico con la figura de Esteban Bellán, el primer pelotero cubano que jugó como profesional y el más importante de todos en el siglo XIX.
Ha habido otras figuras en cada etapa del béisbol cubano y con algunos he tenido una relación de amistad considerable, pero los nombres de Javier Méndez y Orlando “El Duque” Hernández tienen un lugar especial dentro de mí.
Yo soy bastante nacionalista y me cuesta trabajo simpatizar demasiado con deportistas o peloteros extranjeros. Claro que los tengo, pero los que más sigo en el entorno internacional no generan tanto que los cubanos que encabezan mi listado de favoritos.
Eso no quiere decir que yo piense que los de aquí son mejores porque sería un disparate total de mi parte. Creo que el impacto socio-deportivo de hombres como Babe Ruth y Jackie Robinson merecen un respeto especial, y de los últimos tiempos podría mencionar figuras como Ichiro Suzuki, Albert Pujols o Mariano Rivera, pero ni ellos ni muchas otras leyendas superan mis sentimientos por hombres como Martín Dihigo, Adolfo Luque, José Méndez, Orestes Miñoso, Pedro Chávez, Andrés Ayón, Frederich Cepeda, Pedro Luis Lazo, Aroldis Chapman, Mike Cuéllar, Tany Pérez, Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Tony Oliva, Enrique Díaz, Germán Mesa, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Armando Capiró, Rey Vicente Anglada, Antonio Muñoz, Braudilio Vinent o Víctor Mesa.
Bueno, al final integraste un equipo CUBA...
Es que es muy difícil; yo diría que imposible. Desde el punto de vista internacional he podido interactuar oficialmente con varios miembros del Salón de la Fama de Cooperstown, leyendas indiscutibles del béisbol de Grandes Ligas, como Derek Jeter, Ken Griffey Jr., Juan Marichal, Dave Winfield y Barry Larkin, conjuntamente con directivos y empresarios de varios clubes de Grandes Ligas y de la propia entidad en general.
Recuerdo una ocasión en que narrabas junto a un colega un juego de Grandes Ligas, algo extraño porque usualmente no te daban la oportunidad. Al concluir el doblaje del partido me acerqué y te dije: “cavaste tu tumba, jamás vas a volver a narrar”.
Te digo lo que dije en aquella oportunidad: siempre me preocupo por hacer mi trabajo de la mejor manera posible. Cada cual tiene su estilo o estrategia de trabajo; la mía es apoyarme en temas históricos y documentarme bien no solo para tener algo que decir, sino para que lo que diga sea interesante.
Narré aquel partido, el primero de Grandes Ligas que hice por la televisión y me preparé muy bien para dejar la mejor impresión a todo el mundo. Desgraciadamente tomaron la decisión de no ponerme más en largo tiempo y lo que más me molestó fue que nadie fue capaz de darme la cara para decirme que no iba a narrar más pelota internacional y el por qué.
No fuiste tú la única que dijo que aquello sería debut y despedida, pero simplemente yo no puedo ir a trabajar y pensar que no puedo hacerlo lo mejor que pueda porque la persona que está a mi lado no va a lucir bien porque está adaptado a llegar hasta un límite medio.
Sinceramente ese no es mi problema, porque uno se debe al público y el día que yo vaya a hacer a conciencia un trabajo mediocre, prefiero que lo haga otro. A mí siempre me encantó el béisbol de Grandes Ligas y aquello lo vi como la oportunidad de cumplir un sueño, no para demostrar conocimientos.
Yo no me arrepiento de eso, al contrario, es que no está ni estará en mí hacer algo que me gusta y no dar todo de mí para que salga lo mejor posible. Yo no digo que lo haya hecho bien, simplemente fui consecuente con lo que muchos saben que había seguido por años y que, incluso, me había traído cuestionamientos de todo tipo cuando las Grandes Ligas estaban vetadas casi por completo, aunque se hablara de ellas fuera de cámara.
Unos tres años después de aquel juego me propusieron narrar otra vez Grandes Ligas y tuve la posibilidad de hacer los últimos juegos de ese béisbol que se vieron por la TV cubana en 2018.
Tuve la oportunidad de compartir con Yasel Porto muchísimas de esas anécdotas y siempre planteé lo mismo: tanta gente mediocre y gris… ¡y a la luz no la dejan brillar! Si eso no es envidia…
Yo prefiero que sean los demás los que hablen de envidia. Es que yo no acabo de entender cómo hay personas con un status profesional y personal, incluso mejor que yo, que han actuado o todavía actúan en contra mía.
Puede ser que el hecho de tener un carácter serio y que cuando estoy en funciones de trabajo me concentro tanto que muchos creen que soy un pesado, a lo mejor eso ha abierto las puertas a que ciertos compañeros hayan hecho cosas contra mí de una u otra manera.
Pero mi carácter no puede ser la única justificación, porque ha habido personas que de un día para otro dejaron de tratarme sin motivo alguno y cuando uno ha preguntado no ha habido respuesta o justificación. No es uno ni dos, estoy hablando de unos cuantos y no solo dentro de la prensa cubana.
Hay quienes viven en Estados Unidos y que yo los creía mis amigos y desde que estoy en Swing Completo, o no me hablan o lo hacen con distancia, porque ya ahora soy parte de su competencia. No es sólo aquí.
La envidia, o como quiera llamársele a ese actuar o pensar negativo de muchos colegas sobre mi trabajo o sobre mi persona, es algo tan estéril como estúpido. Aunque logren ciertos objetivos temporalmente, mientras yo me mantenga en el periodismo siempre buscaré la manera de reinventarme y volverme a levantar.
Hay quienes se sienten bien cuando son envidiados porque es una forma de saber que uno está triunfando, pero sinceramente yo preferiría vivir en paz y tranquilidad y que fueran conmigo de la misma forma que soy con esos enemigos que uno se busca de gratis.
Yo he tenido la posibilidad de hacer bastantes cosas a pesar de no llegar todavía a los 40 años. Al margen de espacios en la radio y la televisión, tengo que hablar de otros proyectos de peso, como lo fue el Jonronazo.
Así nombré tanto al show o peña que se hacía con la presencia de deportistas, artistas y aficionados en el centro cultural Fresa y Chocolate, como a la revista gráfica sobre pelota cubana.
Ambos tuvieron muy buena acogida. Además, se realizó en espacios públicos de Villa Clara y Pinar del Río, así como en Estados Unidos; en este último caso con la presencia de estrellas de la talla de Cheíto Rodríguez, Luis Ulacia, Pedro Luis Lazo, Juan Castro, Alfonso Urquiola, Félix Isasi y Eduardo Paret, siempre contando con el respaldo organizativo del amigo Osvaldo Pérez.
Yasel Porto no se detiene nunca. En el año 2013 fue uno de los responsables del encuentro que conmemoró el aniversario 50 del equipo insignia de la pelota cubana, Industriales, celebrado en Florida con la participación mayoritaria de ex jugadores de aquí y de allá. Es coautor de la Enciclopedia del Béisbol Cubano, que recoge todos los detalles individuales y colectivos a lo largo de nuestra historia beisbolera.
Tengo debajo de la manga otras publicaciones interesantes y una Serie Documental titulada “9 Innings de una travesía”, la cual no recibió el presupuesto para concluir su producción.
Yo recuerdo la premier del primer capítulo.
Se hizo, pero el resto ha quedado en espera de recibir el dinero para la postproducción ya que, al tratarse de la presencia de cubanos en Estados Unidos incluidas las Grandes Ligas, fue preferible hacernos perder el tiempo de grabación y edición iniciales y no decirnos que no iban a apoyarnos.
¿?
Sí. Pero, voy más allá. Se trata de desestimar la importancia extraordinaria que representa rescatar historias y valores indispensables para la época compleja que vive nuestro béisbol. Mucha gente me pregunta hoy sobre el por qué no los pude continuar. Tengo la esperanza de que algún día podamos concluir la Serie que sería el mejor homenaje para uno de sus grandes inspiradores, el maestro Ismael Sené.
Dijiste que mientras fueras periodista estarías trabajando con la pelota cubana ¿qué haces actualmente que no estás en la tele?
Desde hace un año mi trabajo fundamental es Swing Completo LLC, una empresa legalizada en Estados Unidos que fue fundada en 2009 por mi amigo Daniel de Malas. Allí me dedico a la producción de varios de los productos audiovisuales que salen en la plataforma de Youtube y también escribo para su sitio web.
He hecho algunas colaboraciones con otros medios no oficiales, pero la mayor parte está con Swing Completo. Aunque no estoy en la televisión ni la radio, sigo teniendo vínculo con la prensa cubana gracias a mi espacio en la revista Alma Mater, donde escribo artículos que valoro enormemente porque tienen mucho que ver con el periodismo investigativo que tanto me gusta y que, por desgracia, no es el que más le interesa al público actual.
Además, hay otros proyectos como un par de libros que están en una primera fase y la producción de una película dramatizada que, de concretarse, estoy seguro que generará mucho interés y aceptación en la gente por el tema tan humano y bonito que trata.
Yasel ¿qué se experimenta cuando por pensar diferente te echan a un lado?
Una mezcla de sentimientos, pero eso ya pertenece a un pasado que no volverá. Es una pena que por tener criterios diferentes en determinados aspectos haya tantas personas incomprendidas y que terminen perdiéndose de seguir aportando aquí dentro.
Lamentablemente hay jefes y directivos que podrían protagonizar la escena final del filme Conducta porque no acaban de entender nada. No todos los que hemos criticado decisiones y problemas de nuestra sociedad o en este caso, el deporte, recibimos dinero del exterior o lo hacemos con la única intención de causar daño.
A mí me encanta hablar bien de algo, pero solo si en realidad lo merece. No puedo pasarme la vida diciendo que todo o casi todo está bien cuando vivimos en una sociedad que ha acrecentado sus dificultades.
Mi crítica siempre cayó mal, aun cuando me esforcé por hacerla con ética y sin difamación alguna. Incluso propuse soluciones y me brindé para participar en las mismas, pero desgraciadamente siempre se fueron por el lado equivocado. Fui considerado irreverente, complicado y ahora estoy en la lista negra del INDER y la Comisión Nacional de Béisbol.
A veces a uno le causa decepción saber que te excluyen parcial o completamente de algo, como estos últimos tiempos, pero no tienes otra alternativa que seguir hacia adelante demostrando que son ellos los equivocados y que, si tuviera deseos de hacer mal, hace rato lo hubiese hecho y de forma más marcada.
Motivos y argumentos no me faltan, pero mis enseñanzas religiosas van en contra del rencor y el odio, independientemente que debo cumplir con un trabajo como periodista siempre y cuando no cruce ciertos límites.
Quizá un día los cubanos que van a los extremos aprendan a respetar otras opiniones, que nada es blanco y negro íntegramente y que todos tenemos el derecho de actuar y hablar mientras no se difame ni se agreda.
Muchos se preguntan ¿por qué no te has quedado en el exterior?
Yo he estado viajando fuera de Cuba desde el 2009 por motivos personales y de trabajo, como ciudadano español y como ciudadano cubano, y suman más de 20 las veces que he salido del país y por supuesto, la misma cantidad de las que he entrado.
A mí me da igual lo que piense cada cual sobre por qué voy a Estados Unidos tanto y por qué siempre termino regresando a mi país de origen. Yo sé lo que soy y vivo tranquilo con mi conciencia y con Dios, porque los que me conocen bien de cerca entienden perfectamente mi situación.
No estoy en Cuba porque sea más patriota o más cubano que nadie, porque soy de los que piensa que no hay que vivir en este país para sentir orgullo y amor por su patria. Eso se puede hacer desde cualquier parte, siempre y cuando sea un sentimiento sincero y no solo de palabras.
He tenido posibilidades de no regresar, más allá del hecho en sí de estar una y otra vez en territorio norteamericano, de tener propuestas hasta cuando estuve de visita en ESPN o en otros lugares donde he recibido proposiciones interesantes.
Tampoco ha sido por falta de apoyo familiar en Estados Unidos, pues allí vive mi padre desde hace 25 años y mucho que él me ha insistido para que me quede. A mí me resulta imposible desconectarme por largo período de tiempo de ciertas cuestiones personales, varias de ellas relacionadas con mi familia, además de que hubo un momento en que yo me sentía bastante realizado con mis proyectos en Cuba, independientemente de las trabas que tenía que afrontar y vencer.
A mí me gusta respetar la determinación de cada cual de vivir donde desee y, de hecho, siempre defiendo a aquellos que son atacados por su decisión de quedarse o de irse, pero estoy en mi derecho de decidir dónde lo hago yo y el tiempo que así lo estime conveniente.
A los extremistas les digo que yo no tengo necesidad de pretender nada en lo absoluto, ni ser oportunista con esto o aquello. De hecho, estuve dos veces en Estados Unidos en el momento de que me sacaron de la TV y me mantuve al margen del escándalo sin tomar una actitud oportunista, de decir cosas duras porque me habían pisado el callo y para crear una atmósfera favorable para mí fuera de Cuba.
Lo que no dije antes cuando estaba en los medios oficiales no lo dije ni lo diré después, esté donde esté y trabaje donde trabaje. No soy ni comunista ni gusano, y bien lejos de caer en extremismos.
Soy simplemente un cubano de a pie con virtudes y defectos, que ha tenido que luchar bastante para lograr algo en esta vida, fiel a sus propios principios cristianos, a su familia y a sus amigos y abierto a recibir a quien sea siempre y cuando venga con buenas intenciones. No importa su procedencia, preferencia, creencia o ideología.
En Cuba nací, en Cuba he vivido toda mi vida y en esta tierra también quiero que me entierren el día que Dios disponga mi partida, porque vivo orgulloso de mi patria y de la mayoría de nosotros los cubanos.
Realmente has tenido un camino difícil pero siempre ha imperado tu convicción de que estabas haciendo bien ¿me equivoco?
Yo no quiero pretender en esta entrevista ser el periodista deportivo que más sacrificio ha tenido que hacer ni el que más dificultades ha encontrado a su paso. Ciertamente me he guardado por ética muchas situaciones durante mi trayectoria en los medios de prensa y en general. No me gusta andar por ahí quejándome de que si me pasó esto o aquello. Prefiero resaltar las cosas buenas que son las más, a pesar de todo, y seguir adelante haciendo mi trabajo lo mejor que puedo.
Igual, a veces hay que aclararles la mente a algunos equivocados de un lado y de otro que se ponen a cuestionar sin base alguna. Esto que sucedió con el tema Higinio y el cuestionamiento de mi trabajo en Swing Completo fue ya el colofón de años y años dándole paso a todo tipo de absurdos.
El primer cuestionamiento desde que era muy joven estaba relacionado con mi padre, que como vivía en Estados Unidos y yo mantenía comunicación con él ya hacía que me miraran diferente.
Hasta me cuestionaron por subirlo al escenario para agradecerle cuando estrené el documental de los Metros y luego cuando fui a verlo a Miami en mis vacaciones.
Siempre fue un problema mi simpatía por las Grandes Ligas y por defender a los peloteros cubanos que se iban, o los que jugaron en la etapa anterior a las Series Nacionales.
Por ir con gorras o pullovers de equipos de la MLB, también recibía regaños de directivos de la COCO y me busqué varias sanciones por defender cosas que hoy son totalmente normales en nuestro deporte.
Para varios jefes como yo era un posible emigrante, y después que iba y viraba ya entonces era… no sé, lo que les diera la gana pensar a ellos. Nunca recibí una sola oportunidad de participar en eventos múltiples estando ya en la televisión y aún con mi evaluación, ni tampoco estuve en el juego del Tampa Bay donde tú tampoco fuiste invitada. El colmo fueron los Panamericanos de Lima para los cuales no fueron requeridos mis servicios ni para trabajar desde La Habana.
Y con el béisbol…¡ ni el sol!
Para narrar la pelota me costó muchísimo y solo por el papel que desempeñó el director de Tele Rebelde Roberto González pude hacer un poquito más. Con Béisbol de Siempre no hubo paz prácticamente nunca, porque cuando no censuraban algo del programa lo cambiaban de horario, no lo promocionaban o no lo ponían porque aparecía alguna transmisión rara.
Imagínate que el premio de mejor programa y conducción de la Convención de la TV me lo entrego Roberto en el canal porque ni a la gala me invitaron. Fue difícil, pero yo lo asumía como un reto y trataba de seguir esa lucha pensando en lo importante de ese trabajo de rescatar la historia y por los cientos de mensajes que recibía por todas partes.
Si se hacía una crítica en Bola Viva entonces la mía caía más mal porque la hacía yo y cuando la revista El Jonronazo que hice en la Serie del Caribe de Dominicana ni te puedo explicar todo el lío que armaron, tanto algunos directivos del equipo Cuba como que ni los trabajos que enviaba querían sacar y después ni darme el crédito.
Era cuestionamiento tras cuestionamiento, lo mismo jefes que colegas. Que si yo viajaba, que por qué era amigo de gente opuesta a este sistema, que si yo decía tal cosa, que si yo era independiente a todo prácticamente.
Con el mismo proyecto comunitario o con el show que hacía en Fresa y Chocolate, la misma historia. Que si yo me creía tal cosa porque hacer más de lo que me tocaba como comentarista deportivo, que qué hacía investigando en un cementerio, entregando implementos a niños o dirigiendo una revista gráfica de pelota o espectáculos nocturnos.
O todo lo que criticaron por entregar el video más popular en los Premios Lucas, o cuando fui a “Entre tú y yo” y “Vivir del Cuento”. Amigos que hacían documentales para su tesis, cuyos tutores le aconsejan que no me entrevistaran ni a mí ni a Michel Contreras. Sinceramente hubo de todo un poco, envidia, prejuicios, incomprensiones, temores…
Pero ya eso es historia pasada y forma parte de una etapa de mi vida en la que te repito, pese a estas y otras situaciones complejas que a veces me ponían al borde de renunciar a todo eso, fue mi pasión por el béisbol lo que me mantuvo.
Determinadas personas me apartan trabaje donde trabaje, critique o no critique, algo que ya no me sorprende, aunque a veces choque bastante que no puedas entrar a donde llegan los periodistas en el estadio Latinoamericano o a determinados sitios vinculados con el deporte, pero eso uno no lo puede cambiar desgraciadamente y lo que lleva, al menos a criterio personal, es enfocarse en lo que sí se pueda hacer hasta el día que se den cuenta que yo no soy su enemigo.
Y si nunca cambian su mentalidad, pues seguiré buscando alternativas para hacer mi trabajo, ya sea como periodista o en lo que sea siempre y cuando se trate de un oficio honesto y con el que pueda mantener a mi familia.
A pesar de todo se te abren otras puertas.
En efecto. He realizado todo tipo de viajes a Estados Unidos y he tenido la posibilidad de estar en muchos lugares y eventos que me ha permitido tener una mayor visión de las cosas tanto personal como profesional.
Con mi padre realicé muchos sueños, como ir al Salón de la Fama y a juegos de Grandes Ligas, así como sitios más allá del béisbol que ni imaginaba estar alguna vez. Ya después empecé a labrarme mi propio camino en ese sentido, sobre todo, en cosas que se vincularan con mi trabajo y la inmensa mayoría de mis visitas a Estados Unidos han sido por la pelota.
El primer gran evento fue el homenaje a Industriales por sus 50 años celebrado en 2013, comencé a colaborar con Daniel en la cobertura oficial del spring training y la temporada de Grandes Ligas, trabajé con el colega Carlos Rafael, me llegaron invitaciones importantísimas que colmaron mis expectativas como presentaciones y visitas en varios estadios de la MLB.
Anécdotas habría miles, pero me quedo con las peripecias vividas con Sené en lo referido a esta serie documental 9 Innings de una Travesía, en la que hubo momentos increíbles que mezclaron humor, llanto, satisfacción, dolor, estrés.
No quisiera olvidar a otras personas fundamentales en todo esto, como la Fundación para el desarrollo del béisbol caribeño liderada por Thomas Goodman, otros grandes amigos como Kit Krieger, Clem Axel, María Conchita Méndez, Miguel Fraga, Elliot Feldman, Osvaldo Pérez y Yunián y Patricia, entre otros.
¿Qué pasó con la gran idea del Hall de la Fama del béisbol cubano?
Ese es un tema que a mí me causa mucho dolor, no tanto por el tiempo que nos hicieron perder las dos veces que fuimos convocados para echar adelante este proyecto, sino por la falta de respeto cometida fundamentalmente hacia el béisbol cubano y sus mayores exponentes.
Nunca se ha valorado la real magnitud de contar con el Salón de la Fama y por eso han pasado los años y los años sin retomar la idea que resurgió en 2014 después de su absurda interrupción en 1961.
No hay que ir a Cooperstown para comprender lo que representa algo así desde lo socio-cultural, y lo que contribuye a conectar pasado con presente e impulsar, aún más, el interés por este deporte y perpetuar de una mejor forma a las figuras y sucesos individuales y colectivos que han hecho del béisbol parte de la identidad nacional.
Las dos veces se suspendió básicamente por la misma causa, Antonio Pacheco y otros que iban a salir porque así lo sustentamos la mayoría de nuestro grupo. Quisiera que, aún sin mi presencia, la idea fuera retomada por personas liberadas de todos los prejuicios, y quisiera también que se respete el trabajo que se ha hecho en el Palmar de Junco de Matanzas con la historia.
Desgraciadamente cada vez quedan menos especialistas verdaderos en temas históricos y a la muerte de Sené habría que sumar otras ausencias notables que le restarán más veracidad a lo que se haga. Ojalá me equivoque y me den una galleta sin manos. Nunca lo disfrutaría tanto.
Para todo mencionas Sené ¿es como Eddy Martin para mí, un segundo padre?
Sené es una de las personas más importantes que he tenido. Ha sido padre, hermano, profesor y compañero de tantas luchas que ambos nos decíamos que éramos una misma persona, sobre todo cuando teníamos alguna diferencia o cuando teníamos que enfrentar algo problemático.
Yo no voy a encontrar jamás una palabra para resumir o ilustrar lo que fue él para mí y para cientos de personas que lo conocieron y pudieron deleitarse con sus historias adornadas con su especial sentido de humor. Su pasión absoluta por el béisbol al que le dedicó casi toda su vida y por el que luchó hasta el último minuto.
Yasel, tú no te vas, sin embargo, tu pareja en los últimos años, la periodista Kiara González, decidió radicarse en Miami.
¿Y? Desde hace más de cinco años tenemos una relación lo suficientemente seria pese a no estar casados legalmente. Ha sido un vínculo muy particular, porque al ser periodista y gustarle el deporte como yo, todo eso nos ha ayudado enormemente desde lo profesional.
Ella ha sido la mayor crítica que he tenido, ni te imaginas cuánto, a veces hasta me he molestado por la crudeza de sus opiniones, pero el objetivo siempre ha sido positivo. Creo que ella se ha ido superando muchísimo en todos los sentidos, y la posibilidad que tuvo en la televisión cubana le va a servir con creces en el futuro sin importar el medio de prensa o las circunstancias que la rodeen.
Es una mujer muy decidida, con un carácter también complicado como yo, pero con infinidad de valores como pareja, como amiga y como colega. Ella llegó a convertirse en una persona sumamente necesaria para mí, tanto en la casa como en la parte profesional. Junto a mi madre Ofelia y mi hija de 7 años, Paula Patricia, es una de las mujeres fundamentales de mi vida.
Por cierto, las redes sociales te han apoyado siempre ¿esperabas tal reacción?
Me quedé asombrado cuando vi todo el respaldo que recibí por todas partes, tanto las redes sociales como en la calle. Miles de personas hablando sobre eso, solidarizados con lo que sucedió y diciendo cosas que hasta me aguaron los ojos.
Yo no tengo forma de agradecer como es debido a esa gran mayoría que me apoyó de una u otra manera. Los colegas sí lo hicieron, no todos los que yo hubiera querido.
Y vuelvo a aclarar que el colectivo de Bola Viva, que fue donde primero dejé de estar, hizo todo lo que pudo, por lo que algunas críticas que se hicieron individualmente o en general hacia ellos fueron bien injustas.
Al Canal Habana también tengo que agradecer porque allí me dieron la oportunidad hasta el último momento, en que ya no quise seguir echando ciertas peleas ni revolviendo hechos lamentables.
En ese momento fue que pedí a todos que respetaran mi decisión de no continuar reclamando por nada y que el mejor apoyo desde ese momento era seguir mi trabajo donde quiera que yo estuviera.
¿2021 para Yasel Porto?
Con una sociedad tan compleja, tanto la cubana como la mundial, es casi imposible hacer planes y crearse perspectivas. De momento, seguir superándome en la nueva función del periodismo que se hace en internet totalmente distinta a la televisión, y buscar nuevas alternativas que estén enfocadas en cosas positivas, aunque un periodista nunca puede desechar la crítica cuando lo amerita porque sería renunciar a su esencia.
Profesionalmente hay proyectos interesantes, pero todo dependerá del curso que lleve el año dentro y fuera de Cuba y, por supuesto, el coronavirus influirá mucho en eso.
Pero más allá de lo que tiene que ver con trabajo, la parte personal para mí es la clave de todo. Más que ser un mejor periodista mi prioridad es tratar de ser un mejor ser humano, aprender de mis errores, consolidar mis virtudes y aminorar mis defectos.
A los cubanos, que tengamos un año mucho mejor que este que se va, y si bien hay cosas que no dependen de nosotros, hay otras que sí están en nuestras manos. Aprendamos a respetarnos más ya sea nuestras opiniones o nuestras acciones, siempre y cuando éstas últimas no tengan un impacto maligno en otras personas.
Los cubanos debemos unirnos más a pesar de las diferencias que tengamos, porque esa tiradera y odio que existe en las redes sociales y en la calle a lo único que conduce es a dañarnos más y que nuestros problemas nunca tengan solución.
Yo hoy pido perdón a aquellos que por una razón o por otra, personal o profesionalmente, directa o indirectamente, se hayan molestado o afectado con mis acciones, físicas o verbales.
Incluso ofrezco disculpas a los que después de leer esta entrevista tengan motivos para hablar mal de mí. Dios los bendiga a todos en este 2021, los amigos y seguidores de mi obra, y aquellos que hoy me consideran enemigo o alguien negativo. Los deseos van de parte de alguien que no se cree mejor ni peor que nadie, simplemente Yasel Porto Gómez, hombre y cubano fiel a su propia causa y principios.
Archivado en: