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SANTIAGO DE CUBA.- El terremoto de este martes transformó las calles de esta ciudad en un intenso ir y venir de personas, quienes se apresuraron en salir de sus centros de trabajo para dirigirse a sus hogares en busca de protección.
Los centros educacionales abrieron sus puertas y dejaron ir a los educandos de secundaria y preuniversitarios, mientras que los de la enseñanza primaria y círculos infantiles avisaron a los padres para que recogieran a sus hijos.
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Por momentos la telefonía colapsó, tanto la móvil como la fija, ante el impetuoso flujo de llamadas de personas preocupadas que, dentro y fuera de la isla, trataron de contactar a sus familiares en la urbe santiaguera.
Aunque como de costumbre es lento el flujo de información por los medios oficiales cubanos, las personas esta vez pudieron saber con prontitud la magnitud del sismo mediante las conexiones a internet vía datos móviles y en la calle, a los pocos minutos, ya se comentaba las espantosas cifras así como la posición del epicentro del terremoto.
La memoria histórica entre los santiagueros rápidamente los hace activar medidas simples como preparar bolsos con productos alimenticios, medicamentos, velas, linternas, powerbanks, etc., pues esta es una urbe que ha crecido con la sombra de la alta sismicidad.
Sin embargo, ahora el temor es la alerta de tsunami, pues las viejas generaciones no recuerdan jamás que esta ciudad haya sido afectada por tal fenómeno. También vía internet, los pobladores se han enterado del peligro de ser afectada la urbe por grandes olas.
Las personas se encuentran ahora mismo a la espera de otras réplicas, quienes viven en edificios altos irán a casas de familiares y amigos en edificaciones de una o dos plantas, y todos se encuentran expectantes ante posibles réplicas.
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