Media hora antes de comenzar esta entrevista, Aroldis Chapman comprendió por primera vez lo que habría interesado a la Seguridad del Estado para incluirle en el Programa Recolector de la inteligencia cubana en 2015.
“Yo vi lo que ustedes publicaron, por supuesto, y leí también todas las opiniones que salían por esos días. Pero nunca me quedó claro por qué me habrían espiado a mí, para qué les iba a importar yo”, nos confesó Chapman durante este fin de año de 2019, cuando nos recibió en su mansión en Florida para una entrevista que él mismo se había encargado de concertar.
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“Me parecía algo de película, yo estaba en medio de juegos y entrenamientos en una temporada de Grandes Ligas y no podía ni averiguar bien cómo era todo eso”, agregó el Misil Cubano mientras nos sentábamos en el enorme salón interior dedicado a sus trofeos y algunas de sus camisas más importantes.
El 12 de septiembre de 2019 CiberCuba reveló un grupo de documentos de la inteligencia cubana que documentaban el detallado seguimiento efectuado a partir de 2015 contra el estelar cerrador. La documentación, que CiberCuba no publicó íntegramente, reflejaba datos comprometedores sobre su vida privada y sus relaciones sentimentales.
“Cuando vi todo eso supe no supe qué hacer o qué pensar. Pero no se me salía de la cabeza. Entonces empecé a darle vueltas a la idea de hablar, de no quedarme callado esta vez. Gente muy cercana a mí me lo aconsejó también”, dice Chapman y ambos sabemos a quién se refiere.
Es Yordenis Ugás, pieza fundamental durante esta entrevista, que sirvió de enlace y asesor y hombre orquesta, pero que es él mismo una gloria del deporte cubano: Campeón Mundial de Boxeo Amateur en 2005, bronce olímpico en Beijing 2008, hoy uno de los mejores pesos welter del mundo. Y mejor amigo, casi hermano del lanzador holguinero.
En 2008 Aroldis Chapman tenía 19 años, vivía en el municipio Frank País, provincia de Holguín, y ya exhibía las cualidades superlativas que le han llevado a convertirse en un posible integrante del Salón de la Fama. Su brazo era distinto a todo lo visto. Era el diamante en bruto que todo cazatalentos quería negociar en la MLB.
“A mí me quiso sacar todo el mundo. Allá fueron más de veinte o treinta”, nos dice. “Mes por mes, aquello era a la cara. Yo no los llamaba, yo no conocía a ninguno. En ese momento yo ni quería irme de Cuba, para que tengas idea. Eran ellos los que querían hacer millones conmigo, y me lo decían”.
El intento de salida ilegal en 2008 fue interceptado por las autoridades cubanas. “Me echaron pa´lante”, asegura Chapman, quien fuera después citado oficialmente para testificar en el juicio contra cuatro acusados de tráfico humano. Después de 12 años, varios juicios, demandas y acuerdos millonarios, ese testimonio sigue persiguiendo al lanzador. Es una de sus prioridades en esta entrevista.
“A mí me sacaron de un juego en Las Tunas con una citación en la mano y me dijeron que tenía que ir a un juicio. Cuando a ti te citan a un juicio en Cuba tú tienes que ir. A la gente se le olvida cómo funcionan las cosas allá”, explica Chapman. “Yo fui a ese juicio y solo conté lo que había pasado, lo único que podía decir. Para mí eso no es colaborar, y menos todavía trabajar para la Seguridad del Estado.”
“A mí me han acusado de comunista, de chivato, de agente de la Seguridad”, prosigue, y hay un dejo de rabia en su voz: “Y eso no está bien porque es injusto. Yo tenía 19 años, no conocía a ninguno de los que iban a buscarme, ¿qué se supone que debía hacer? ¿Mentir? ¿Ponerme en tela de juicio yo por personas que no había visto nunca y que corrieron el riesgo de ir a sacarme pero por los millones que después sacarían de mí?”
“¿Te ofrecieron algún acuerdo o beneficios a cambio de que testificaras en ese juicio?, preguntamos a Chapman. “Ningún acuerdo. Jamás me dieron nada ni yo les debí nada. Me dejaron en el equipo nacional porque no me podían parar, yo tenía mucho potencial ya y era demasiado joven, pero incluso me convirtieron en un apestado. Mucha gente se alejó de mí”.
Un año más tarde, en 2009, abandonó la concentración del equipo Cuba durante un torneo en Rotterdam, Holanda. El 31 de agosto de 2010 el espigado lanzador debutaba con los Reds de Cincinnati, inaugurando una meteórica carrera profesional que le permitiría adueñarse, por ejemplo, de los cinco lanzamientos más rápidos jamás medidos en la MLB.
En el mismo momento en que Chapman jugaba la temporada que le coronaría en la Serie Mundial con los Chicago Cubs, en 2016, el MININT cubano solicitaba información sensible sobre él a un agente infiltrado en Estados Unidos. Así lo exhiben los documentos que obtuvo CiberCuba. Información que, a todas luces, podría ser utilizada como método de chantaje o captación.
“Vamos a hacerte la pregunta directa, Chapman: ¿has trabajado, has colaborado, has obedecido a la Seguridad del Estado?”, le decimos ya en cámara y él no titubea: “Jamás. Jamás lo hice y jamás lo haré. Y por eso quería decirlo así, dando la cara, para que quede grabado”.
Mientras la inteligencia cubana recopilaba información sobre el relevista, la Federación Cubana de Béisbol negociaba por primera vez contratos de sus peloteros con las Grandes Ligas.
“Ahora es que me queda todo claro. Incluso, porque yo iba a formar parte de una comisión de atletas a los que se iba a consultar aquí sobre esos acuerdos, aunque al final me desentendí de eso. Pero claro que ya veo por dónde era que venían”, admite Chapman.
Durante los cincuenta minutos que dura nuestra conversación, el hombre que cobra hoy el mayor contrato firmado por un relevista en la MLB ($86 millones por cinco años con los Yankees) recuerda la diferencia entre sus sueños de adolescente y lo que ha logrado hasta hoy.
“Jugar algún día en el equipo Cuba, y tener una casa en Holguín. Eso era todo a lo que yo aspiraba”, nos cuenta entre carcajadas. “Yo era de municipio adentro, para mí vivir en la capital provincial y con una casa decente era lo máximo".
La casa donde me cuenta esto, y donde a lo lejos corretea la menor de sus dos hijas (tiene además un varón, tres niños en total) la adquirió en 2011 por $2.3 millones. Según Business Insider, la mansión mide 10 mil pies cuadrados y la propiedad tiene 60 mil pies cuadrados en total. Mientras lanza para los Yankees en Nueva York, Chapman vive en un piso de lujo con vista a la opulenta Manhattan. “Sí, mis sueños eran mucho menores”, se ríe, sabiendo que también le han criticado duramente por exhibir ciertos lujos.
“Críticas que siempre vienen de cubanos, y por eso me duelen más”, confiesa. “Yo siempre veo que a mis compañeros del deporte los apoyan en sus países. Yo, cuando veo ofensas o palabras feas vienen siempre de cubanos, y eso me duele y me molesta”.
Aroldis Chapman tiene hoy 31 años, ha integrado siete veces el Juego de las Estrellas y recientemente el Equipo de la Década de la MLB, único cubano en ese roster. Ganó una Serie Mundial, es dueño del récord de velocidad en lanzamientos en el mejor béisbol del mundo. ¿Qué falta? ¿Qué más se puede lograr desde un montículo?
“Ganar el anillo con los Yankees", responde sin pensarlo, tiene la idea demasiado fija en su mente. “Esa es la espinita que me queda clavada y que quiero sacarme antes de colgar mi guante".
Cuando apagamos las cámaras le recuerdo que nunca me respondió si había algún impedimento o condición durante la entrevista. Sonríe y dice que mejor así. El hombre capaz de desafiar a la biología soltando misiles de hasta 106 millas por hora, quería responder cualquier cosa que le lanzáramos.
No puede evitar mostrar una sensación de alivio, como quien se ha sacado un enorme peso de encima y ahora puede lanzar sus rectas con mayor libertad.
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