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Cuando recién vi, por curioseo internauta, al director Tomás Regalado culpar a la Administración Obama por los males que según él presenta hoy Radio y Televisión Martí, supe que este artículo me acababa de nacer adentro.
Lo vi en la entrevista que Regalado concediera el pasado 31 de mayo al periodista Juan Manuel Cao, en el programa "El Espejo" del canal América TeVé, para discutir el informe federal que determinó lo que desde hacía mucho era un secreto a voces: la labor informativa de ambas estaciones era un desastre. Poco menos, poco más.
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En el segundo 0.2 de su primera respuesta, el exalcalde y actual director de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) Tomás Regalado, nos dice: “Durante los ocho años de la Administración de Barack Obama se hicieron esfuerzos extraordinarios para arruinar la credibilidad, la factibilidad, la funcionalidad de Radio y TV Martí”.
Yo tuve una breve pero cordial relación profesional con Tomás Regalado cuando era alcalde de Miami. Un alcalde sin ínfulas, accesible, con mayor disposición a las entrevistas que casi cualquier otro político local de rango, incluso para las entrevistas de fuego duro. Pude entrevistarlo en varias ocasiones y me gustaba hacerlo: tenía el don de la respuesta para titular, solía ser un gran interlocutor, no mareaba la perdiz ni se escabullía de los temas peliagudos. Me parecía algo así como transparente, de verdad.
Quizás por eso recuerdo muy bien sus críticas mordaces contra el hoy presidente Donald Trump, a quien acusó de generar un racismo y discriminación sin precedentes contra los cubanos a los que él representaba como en esta ciudad.
En una entrevista con la cadena abierta Newsmax el 16 de marzo de 2016, Regalado dijo lo mismo que repetiría a María Laria dos meses más tarde, el 17 de mayo de 2016, en el programa “Arrebatados” que por entonces emitía América Tevé: “Este señor, con su lenguaje, ha creado una situación muy grave. A mí en la alcaldía por primera vez en todo mi servicio me están llamando y mandando correos electrónicos diciendo: Váyanse para su país, cubanos asquerosos, ya fue suficiente como se apoderaron de Florida. Ese odio contra nosotros, los cubanos, ha sido generado por Donald Trump”.
(Entrevista del alcalde Tomás Regalado en "Arrebatados"):
(Entrevista del alcalde Tomás Regalado en Newsmax TV):
El alcalde Regalado dejó bien claro en ambas entrevistas que no votaría por Trump, porque hacerlo iría contra sus principios. “Votaré por Raquel para la alcaldía del condado, ese es un anuncio político no pagado”, dijo con sorna. Raquel Regalado, por entonces aspirante a comandar Miami-Dade, es su hija.
Por esa aversión visceral hacia Donald Trump me extrañó tanto ver en un tweet suyo (el único en su cuenta dedicado a un reportaje de Radio y Televisión Martí) precisamente sobre el presidente Trump. Tardé medio segundo en entender: era de su hijo. El entonces alcalde Tomás solo retuiteaba algo sobre el presidente al que despreciaba, si lo firmaba su hijo Tomás. El título de aquello me horrorizó, desde entonces: “Cuando ellos (los cubanos) no hacen lo debido, nosotros tampoco”. Nadie le susurró en ese entonces a Tomás Regalado hijo, periodista del gobierno estadounidense, que estaba publicando un disparate presidencial.
Regalado fue electo en 2009 para la alcaldía de Miami. Todo su ejercicio transcurrió bajo la presidencia de Barack Obama. Nunca arremetió contra el presidente en prácticamente nada. Lo sabíamos. Todavía Google nos recuerda un artículo del 16 de mayo de 2016 publicado en Miami New Times bajo el título (en inglés) “Ninguno de los alcaldes republicanos de Miami respaldarán a Trump”, comienza diciendo: “A pesar de haber sido bastiones de apoyo para Barack Obama en sus dos carreras presidenciales, los dos políticos más prominentes de Miami – el alcalde de la ciudad Tomás Regalado y el alcalde del condado Carlos Giménez- son ambos republicanos”,
Desde luego, jamás lo vi decir que Barack Obama o sus asesores estaban destrozando a Radio y Televisión Martí, donde él era entrevistado frecuentemente y donde su hijo ejerce como periodista desde hace hoy casi 17 años.
Pero ahora que una comisión encargada por la Agencia Global de Noticias de Estados Unidos (matriz que dirige, entre otras, a Radio y Televisión Martí) exhibía las miserias de las estaciones que nosotros, los contribuyentes, financiamos con el objetivo de llevar información de calidad y veracidad a los cubanos que tenemos en la isla calabozo, el mismo Regalado que yo recuerdo nos cuenta que la Administración Obama es la culpable de todos los males hallados en ese informe.
Por cosas como esta nos cuesta tanto convencer a los cubanos, sobre todo a los jóvenes nacidos bajo la enfermedad del castrismo, de que política no es sinónimo de farsa, de hipocresía, de doblez.
Y por cosas como las que ha puesto en práctica durante el último año en Radio y Televisión Martí el alcalde de otrora, al que respeté y por quien mayormente sentí algo parecido a la simpatía, es que nos cuesta convencer a los amigos que nos quedan en la isla calabozo de que Miami puede ser un ejemplo a seguir -como dijera Barack Obama en La Habana, cuando aún era aplaudido por Regalado- de lo que logran los cubanos en libertad.
Que Tommy Regalado (como es coloquialmente conocido su hijo) no era un periodista modélicamente riguroso, era vox populi. Me cuesta ser más duro en mi definición profesional de un colega con quien he mantenido una relación afable durante todos los años que llevo en la prensa de Miami. Si Tommy no fuera un empleado federal, que gana más de $112 mil dólares al año extraídos de las arcas públicas a las que contribuyo yo, jamás cuestionaría su desempeño periodístico.
Pero las reglas son claras: en los estados de derecho quienes pagamos impuestos exigimos por su destino y empleo. Y si Tommy Regalado cobra $112 mil dólares al año por ejercer un periodismo dirigido a los cubanos de la isla, yo le exijo en nombre de mis amigos altísimamente leídos y que viven todavía allá, que sepa, por ejemplo, que en 1956 o 1957 Cuba no firmó ninguna Constitución, según él dijera hace muy poco en una intervención en Radio Caracol.
Yo le exijo aprender la Historia del país por el que cobra. Aprender, digamos, que ningún mambí mandó jamás dinero para Cuba para luego venir a “liberar a la República de Tampa”, según dijo en su intro del pasado 20 de junio desde Tampa. Yo le reclamo que no mienta en una entrevista con el senador Marco Rubio, el 27 de julio de 2018, al preguntarle por qué la Agencia Cubana de Noticias y Cubadebate tienen oficinas en Washington, cuando todo el mundo sabe que la única oficina de prensa oficial cubana en Estados Unidos es la de Prensa Latina, abierta en abril de 2017.
(Audio de Tomas N. Regalado (hijo) en intervención en Radio Caracol):
(Aparición televisiva de Tomas N. Regalado (hijo) en Tampa):
(Entrevista de Tomas N. Regalado (hijo) al senador Marco Rubio):
Y de paso, si no es mucho pedir, me gustaría que no pareciera que se inventa escenarios catastróficos, debidamente editados a posteriori, para presentarse como un corajudo reportero que no teme a dictaduras o morteros. Lo de Managua nos mancha la profesión. Él lo sabe. Su padre, periodista de ejercicio, también lo sabe.
Lo que quizás no sabe el ahora estratega de transmisiones hacia Cuba es que los tiempos en que él se inició con micrófonos delante han cambiado demasiado. Lo suficiente, por ejemplo, como para dejar en la obsolescencia (desde el punto de vista práctico en el caso cubano) a los satélites cuando ya existe un inventito llamado internet. El medio millón de dólares que Tomás Regalado ha dispendiado infelizmente en la contratación de un satélite para llevar la señal a un país donde no hay receptores para eso, y donde internet es el alfa y omega de la información alternativa, prueban su ineptitud para estas ligas.
No podría yo referir mejor ejemplo de desconocimiento, de anacronismo mental y generacional para dirigir políticas informativas hacia Cuba, que una perla deslizada el 12 de diciembre de 2018 por el propio Regalado padre, ya en su rol como director de la OCB, mientras entregaba al camarógrafo Rodolfo Hernández el Premio Anual a la Excelencia “David Burke” (por, entre otros méritos, la misma cobertura en Nicaragua por cuya causa está hoy suspendido e investigado). Aquel día, ante ejecutivos federales, Regalado sacó pecho:
“Me gustaría precisar”, dijo en el minuto 37.51 de su discurso en la sede de Voice of the Americas, en Washington, “que Radio y Televisión Martí fueron las únicas fuentes de información para el pueblo cubano sobre las protestas en Nicaragua”. Según explicó, la prensa cubana estuvo silente durante 10 días sobre esta crisis, y en consecuencia “la única vía que tuvieron los cubanos para informarse de las protestas y los asesinatos en Nicaragua”, fueron las estaciones de radio y televisión que él lidera por estos días.
(Palabras de Tomás Regalado, director de OCB, durante los "David Burke Awards 2018"):
Me cuesta digerir el barbarismo. Me apena. Me entristeció cuando lo vi, hace algunos días ya, me entristece ahora mismo. Porque decir algo semejante solo puede explicarse desde la mentira o desde la ignorancia. Y en cualquiera caso es terrible que quien desconoce tanto la realidad de la Cuba de este siglo, o quien miente concienzudamente sobre ella, cobre un salario de seis cifras (más de $168,000 dólares) que pagamos todos.
No, estimado Tomás padre: los cubanos no se informan de Nicaragua ni de nada por Radio y Televisión Martí. “Yo viví 26 años en Cuba y mire bien, atiéndame, yo no conocí a una sola alma que hubiera visto nunca Televisión Martí. Existe, supongo, alguien podrá dar fe de que acá hay cámaras y salarios magníficos para transmitir contenidos para allá, pero así será su alcance que yo no solo no vi esta televisión nunca, sino que nadie que yo conociera la vio jamás. Y la radio, sí, durante algún período de los años ´90 mis vecinos y alguien de mi familia escuchó Radio Martí, pero la verdad, los cubanos estamos hartos de mentiras, de discursos y de mediocridad, y la programación de esta radio tiene condimentos de esos tres, más de lo que un pueblo esclavizado pero inteligente tolera”.
¿Sabe por qué las comillas? Porque estoy citando mis propias palabras. Fue la respuesta textual que le di a Carlos García, el hombre que ocupaba en 2011 el puesto que ocupa hoy usted, estimado Tomás, cuando me preguntó mi opinión sobre el alcance de lo que se hacía en la OCB. Una sola llamada al exdirectivo García le confirmará mi relato.
Los cubanos se informan por internet. Que alguien se lo susurre a Tomás “Satélite” Regalado. Y que le muestren, si no es mucho pedir, las estadísticas que le adjunto acá. Según Alexa, ese monstruo que mira internet con lupa y por cuyos datos se rige el planeta de hoy, los cubanos de la isla se informan, en primera instancia, con CiberCuba.
No fingiré que me apena el chovinismo: esto nadie lo regaló, ningún contribuyente puso su plata solidaria. Esto se ha logrado a pulmón.
CiberCuba es la única web informativa sobre temas cubanos, no parte de la maquinaria propagandística cubana, que figura en el top 50 de sitios más visitados por los cubanos día por día. Estamos en el número 43 (consultado el 8 de julio del 2019). Y somos, de esos primeros 50, los únicos prohibidos, bloqueados y censurados de mil maneras. A nivel global, entre todas las páginas que existen en internet, estamos en el ranking número 3,472.
La web de Radio y Televisión Martí es la página número 8,977 que se lee en Cuba. A nivel global, su ranking es número 84,700. Que nadie se me ponga bravo: no existe. La única web parte de un conglomerado multimedios que recibe fondos federales ($29 millones al año) para que los cubanos se informen, es menos leída no solo que CiberCuba, sino que El Nuevo Herald, CubaNet, o Diario de Cuba por citar algunos ejemplos.
CiberCuba tiene 4.5 millones de visitantes únicos cada mes. La web que usted dirige, Tomás, tiene 43 mil 200 visitantes. CiberCuba cubrió en detalle las protestas de 2018 en Nicaragua. Nuestros visitantes consultan más de 500 mil páginas en nuestro sitio cada día, esa cifra la web de su oficina no la alcanza en un mes. Se acercan solo a las 350 mil mensuales.
No, director Tomás, los cubanos de la isla no tuvieron en su oficina la única fuente de información sobre el tema. Confíe en lo que le digo, o confíe en Alexa.com, si lo prefiere.
A mí ni me mosqueó ni me alegró la designación de Tomás Regalado para dirigir la OCB, lo confieso. Le vi pros y contras. Tenía el pro de ser un individuo estereotípicamente cubano, de los que parecen haber llegado la semana pasada tras una entrevista en Guyana, y además de contar con una envidiable red de contactos que le podían asesorar muy bien sobre lo que le tocaría comandar. Tenía el contra de un desfasaje peligroso, altamente preocupante, con la Cuba tecnológica y alternativa de hoy, y sus afirmaciones rimbombantes sobre la influencia de radio y televisión en un país que ve Game of Thrones por El Paquete antes de que el episodio se emita en HBO, no desinflaron mi sospecha. Al contrario.
Pero un año me ha bastado para mirar la gestión del exalcalde con malestar: nos hace demasiado daño. Un daño irreparable.
Cuando Tomás Regalado se creyó que la oficina que hoy dirige era su feudo personal, su Trono de Hierro, y comenzó a blindar su guardia pretoriana con fieles probados desde otras eras, traicionó el espíritu de transparencia y democracia que exige ese mismo puesto. ¿Cómo diablos puede aleccionar a los cubanos sobre corrupción, nepotismo y abusos de poder el mismo hombre que despide por supuestos recortes de presupuesto y contrata después a sustitutos que, vaya coincidencia, han sido sus aliados y amigos durante antiguas batallas políticas, o colegas de previas estaciones radiales?
El día que Tomás Regalado me convenza a mí de que Rolando Cartaya, fundador del periodismo independiente y hombre admirable, un caballero en la profesión y la persona, y Wilfredo Cancio, de lejos uno de los periodistas más rigurosos y ejemplares que ha pisado Miami en décadas, eran dos (entre muchas otras) de las cabezas que debieron rodar colina abajo por un reportaje mediocre sobre George Soros, mediocre pero representativo de la media que se emite cada día en esos mismos espacios, prometo enmendar mi opinión. Y no, que nadie se atreva a insinuarme que Cartaya renunció primaveralmente. Yo, a diferencia de Juan Manuel Cao, no le habría dejado colar ese golazo al exalcalde en mi entrevista.
Antes de convencerme de que los sancionados eran la raíz del mal, preferiría que el director Tomás me convenciera de que Eric Durán, su Jefe de Despacho en la alcaldía de Miami, conocía tanto de transmisiones hacia Cuba que era necesario traérselo consigo y ponerlo como su asistente personal. Yo no denuncio incompetencia de alguien que no conozco. Pero huele raro, suena mal, Tomás. Suena podrido tanto reclutamiento. Los cubanos sabemos de favoritismos familiares. No sé si el apellido Castro le suena. Hemos aprendido, de veras.
Hoy lunes la Agencia Global de Noticias de Estados Unidos inicia su investigación en Radio y Televisión Martí. Los nervios están de punta, los entiendo. Pero sobre todo entiendo la indignación que generan $29 millones de dólares destinados año por año a sostener un conglomerado cuya televisión tiene de todo menos televidentes, cuya radio es carne de memorias del pasado, y cuyo sitio web ocupa el lugar 8,977 entre los internautas cubanos.
Los escándalos de la Oficina de Transmisiones a Cuba nos dañan demasiado porque debilitan nuestro argumento de libertad. El principal público de las transmisiones a Cuba no debería ser, ni siquiera, el cubano descontento y harto tras 60 años de castrismo. A ese lo tenemos tristemente de nuestro lado. Debería ser el cubano que duda, pero no se decide a alzar la voz, o el cubano que todavía respalda al totalitarismo por ignorancia o rutina. Para esos, para convertir, convencer, informar a esos, los estadounidenses destinarían, destinaríamos, gustosos los $29 millones nuestros de cada año.
Hoy, Radio y Televisión Martí no son consumidos ni por los desencantados, basta de maquillar la realidad. ¿Qué podemos esperar de los demás?
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