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El cierre de los servicios de inmigración canadienses en Cuba tendrá consecuencias en las relaciones entre ambos países, que hasta ese momento fueron excelentes, dijo Josefina Vidal, embajadora de la Isla en Ottawa, a CBC Radio-Canadá.
Según la funcionaria, su gobierno no está de acuerdo con el argumento esgrimido por la administración de Justin Trudeau para reducir el número de personal de su embajada en la capital cubana.
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“Lo que no podemos entender es tomar una decisión de esta magnitud con las consecuencias en las relaciones, sin evidencias. ¿Cuál es la causa de las enfermedades que los diplomáticos canadienses han informado? No hay evidencia de que Cuba no sea un país seguro”, dijo, en referencia a las lesiones cerebrales sufridas por varios trabajadores de la legación, que fueron achacados a ataques sónicos.
La sede diplomática de Canadá en Cuba suspendió el pasado 8 de mayo la mayoría de sus servicios, como la entrega de visas de residencia temporal y de permisos de estudio y trabajo, además de la realización de entrevistas de residencia permanente.
La medida ha obligado a los cubanos que quieran obtener una visa canadiense a viajar hasta un tercer país para someterse a pruebas biométricas y médicas obligatorias.
Además, tiene otros efectos graves, según Vidal.
“Por ejemplo, no tenemos a nadie responsable del comercio en Cuba, y el comercio es muy importante para nuestras relaciones. Ya no tenemos un responsable de ayuda al desarrollo. [...] y más recientemente, la decisión de cerrar la oficina de visas. Como resultado, tenemos una débil embajada de Canadá”, explicó.
La disposición tomada por el gobierno canadiense perjudica no solo a cubanos, sino a ciudadanos de ese país que han formado familias con isleños.
Se estima que existen alrededor de 180 matrimonios mixtos que desde julio de 2018 están realizando trámites para reunificarse, sin éxito.
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