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El derrame de petróleo al ser vertidas las piscinas residuales de la refinería de Cienfuegos continúa preocupando a pobladores y autoridades locales, que han iniciado este lunes las labores para reducir la contaminación en el ecosistema marino circundante.
Provocado por las intensas lluvias de la tormenta tropical Alberto, este desastre ecológico dejó un saldo de hasta un 70% de contaminación en las aguas de la bahía cienfueguera, aunque posteriormente la influencia de aguas dulces de los ríos crecidos ayudó a la limpieza de la misma.
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En un recorrido realizado en la zona por representantes del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), se avistaron peces muertos y variedades de aves manchadas, aunque el mayor impacto tocó al ecosistema acuático, sobre todo en la fauna que vive adherida a la roca.
Según Iván Figueroa Reyes, jefe de la Unidad de Supervisión en Cienfuegos perteneciente al CITMA, evaluar los daños ambientales lleva tiempo, incluso porque se requiere la transparencia de las aguas de la bahía para avistar en las profundidades.
El experto destacó que ubicaron dos áreas de sacrificio en tierra, aprobadas por Planificación física y CITMA, a donde llevan todo el material contaminado que se extrae de la zona industrial y de otros puntos como el Castillo de Jagua, Perché, Jucaral, Caletón de Don Bruno y Calicito.
Las labores de limpieza iniciadas esta semana cuentan con el empleo de barreras para contener el derrame, equipos manuales para la extracción de plantas contaminadas con hidrocarburos y otros equipamientos para recoger el carburante en las aguas.
De acuerdo con el funcionario, la aplicación de productos biodegradables de limpieza como el Simplegreen, aprobado por el CITMA, ayudó a reducir el impacto porque su acción fracciona las partículas de hidrocarburos hasta evaporar una parte con el sol y disolver otras en el agua.
Por el momento, la afectación en la bahía no alcanzó a sus 88 kilómetros cuadrados, porque la contaminación ocupó solamente el lóbulo norte y central de la ensenada, no así en la parte sur donde está situada el área protegida Laguna de Guanaroca.
Las autoridades locales advirtieron que el vertido de las piscinas residuales de la refinería podría ir a más si vuelve a llover. La parte más gruesa del hidrocarburo quedó en tierra y aún corre el riesgo de ser arrastrada hacia el mar si caen nuevas precipitaciones.
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