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La UNESCO anunció este miércoles la inclusión de los conocimientos y prácticas tradicionales para la elaboración y consumo del casabe en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su relevancia como símbolo de identidad y cohesión social en las comunidades del Caribe.
La propuesta, presentada conjuntamente por República Dominicana, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela, fue aprobada durante la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que se celebra en la sede de la organización, reportó Prensa Latina.
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El casabe, un pan redondo elaborado con yuca amarga, –un tubérculo ampliamente conocido y con un potencial único para la alimentación de la humanidad–, refleja un legado cultural que combina raíces indígenas y africanas, transmitido tanto en hogares como en espacios educativos.
Según la UNESCO, esta tradición promueve valores como la tolerancia, el respeto mutuo y la unidad, además de contribuir a la seguridad alimentaria y el sustento económico de miles de familias en la región.
Además de su valor cultural, la inscripción destaca el papel del casabe en la promoción de la paz y el diálogo entre comunidades, consolidándose como un elemento clave de la identidad cultural del Caribe.
Según el comunicado de la UNESCO, citado por Prensa Latina, en el caso de Cuba, los campesinos son los principales portadores de la tradición del casabe, actuando como productores locales.
Mientras que en Haití el casabe está profundamente arraigado en las familias, tanto en barrios urbanos como en comunidades rurales.
Por su parte, en República Dominicana los campesinos mantienen las formas tradicionales de producción y las enriquecen con creatividad.
Venezuela tiene otras características, pues la organización de la producción del casabe varía según cada comunidad.
El casabe actúa como un referente identitario en nuestras comunidades y tiene un rol simbólico significativo, conectando emocionalmente a sus consumidores y productores, con sus memorias y lugares de origen, concluyó el comunicado de la Oficina Regional de la Unesco en La Habana.
En 2023, el gobierno cubano solicitó el reconocimiento del casabe como Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, con especialistas nacionales participando en la elaboración del primer expediente multinacional de su tipo en Latinoamérica.
El gobierno cubano, que lleva tiempo promoviendo el consumo del casabe como alternativa a la escasez de harina de trigo, se sumó en ese momento a la iniciativa de República Dominicana para la confección del expediente multinacional para la elaboración y consumo tradicional del casabe, presentado ante la UNESCO.
Preguntas frecuentes sobre el reconocimiento del Casabe como Patrimonio Cultural
¿Por qué la UNESCO reconoció al casabe como Patrimonio Cultural de la Humanidad?
La UNESCO reconoció al casabe por su relevancia como símbolo de identidad y cohesión social en las comunidades del Caribe, destacando su papel en la promoción de valores como la tolerancia, el respeto mutuo y la unidad, además de contribuir a la seguridad alimentaria y al sustento económico de miles de familias en la región.
¿Qué países participaron en la propuesta del casabe ante la UNESCO?
La propuesta fue presentada conjuntamente por República Dominicana, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela. Cada uno de estos países aportó su perspectiva y experiencia en la elaboración y consumo del casabe, resaltando su importancia cultural y social en sus respectivas comunidades.
¿Cómo contribuye el casabe a la identidad cultural del Caribe?
El casabe es un pan elaborado con yuca amarga que refleja un legado cultural con raíces indígenas y africanas. Este alimento actúa como un referente identitario, conectando emocionalmente a sus consumidores y productores con sus memorias y lugares de origen, y promoviendo el diálogo y la paz entre comunidades.
¿Qué rol desempeñan los campesinos cubanos en la tradición del casabe?
En Cuba, los campesinos son los principales portadores de la tradición del casabe, actuando como productores locales que mantienen vivas las prácticas tradicionales de elaboración, a pesar de las dificultades económicas y la escasez de recursos en la isla.
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