El Gobierno cubano ha dispuesto casas de campaña para albergar a familias damnificadas por los sismos de magnitud 6 y 6.7, cuyos epicentros se ubicaron al sureste de la provincia de Granma. Sin embargo, la medida ha generado críticas por su alcance limitado y la falta de atención a otras comunidades igualmente afectadas.
Los sismos y las réplicas, que aún se continúan sintiendo en ese territorio del oriente cubano, han dejado, hasta el momento, diez personas heridas y al menos 3,752 edificaciones dañadas, lo que ha obligado a las autoridades a implementar medidas de emergencia para atender a los afectados.
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En un reportaje emitido por el Canal Caribe, que documentaba una visita del gobernante Miguel Díaz-Canel a ese territorio, se mostraron las casas de campaña instaladas en un terreno adyacente a la zona conocida como Los Edificios.
Sin embargo, habitantes de Pilón han denunciado que la atención gubernamental se concentra exclusivamente en esa área, dejando desprotegidas a otras comunidades también afectadas por el sismo.
A través de redes sociales, una residente expresó su preocupación: “Los dirigentes piensan que Los Edificios es todo Pilón, pero no es así. La Pesquera, Manta, La Marina, Marea y Mota también han sido gravemente afectadas, con viviendas derrumbadas y familias sin comida, agua ni un lugar donde dormir. Muchos niños están sin leche, y en La Pesquera y Manta hay personas durmiendo en la calle. Mientras tanto, en Los Edificios instalaron casas de campaña como si el resto de Pilón no necesitara ayuda”.
La denuncia también destaca la situación crítica en Calabaza, donde varias personas permanecen sin recursos básicos.
Tras los sismos principales, que causaron daños materiales significativos en la región, se han registrado numerosas réplicas. Hasta el 16 de noviembre, el Servicio Sismológico Nacional había contabilizado 3,648 réplicas, de las cuales 97 fueron perceptibles por la población.
Estas réplicas han mantenido a la población en alerta, especialmente en los municipios más afectados, donde las personas continúan psicológicamente afectadas por el constante temor de nuevos temblores.
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