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La música cubana ha trazado un viaje fascinante desde los ritmos tradicionales como el son, el bolero y la guaracha, que capturaron la esencia de la isla en el siglo XX, hasta las vibrantes notas del reguetón, que resuenan en la Cuba contemporánea.
Este camino musical refleja no solo una evolución estilística, sino también los cambios sociales, culturales y tecnológicos que han influido en la forma en que la música se crea, se comparte y se disfruta.
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El son cubano, con sus raíces en la fusión de la música africana y la española, sentó las bases para muchos otros ritmos caribeños.
Personajes como Benny Moré, Compay Segundo, Adalberto Álvarez, Buena Vista Social Club y otros grandes artistas y agrupaciones, se convirtieron en íconos de este género, que canta a la vida cotidiana, al amor y a la tierra con una mezcla de guitarras, percusión y voces melódicas.
Otros estilos como el mambo, el cha-cha-chá y la salsa, se fueron desprendiendo del son, cada uno aportando su propia energía y movimiento al panorama musical cubano.
La salsa, en particular, se alzó como un fenómeno global. Voces como la inconfundible de Celia Cruz, de Omara Portuondo, o Elena Burke, llevaron los sonidos de Cuba a escenarios internacionales y la música se fusionó con otros estilos para crear una rica diversidad de música latina.
En las últimas décadas, la influencia de la globalización y el acceso a la tecnología digital introdujeron nuevos géneros en la escena musical cubana. El reguetón, con sus orígenes en Panamá y Puerto Rico, encontró rápidamente un hogar en Cuba.
En la isla artistas locales le han dado su propio giro, mezclando beats electrónicos con letras que reflejan la realidad social, política y cultural. Han marcado incluso caminos propios dentro de la música urbana como es el caso del "Reparto".
Exponentes como Chocolate MC, el Chacal, Osmani García, Lenier Mesa, Yomil, Gente de Zona, Jacob Forever, y más recientemente Mawell, entre muchos otros defensores del género, han dado paso tanto a la controversia en las redes sociales por las letras de sus canciones, como a la admiración por sus triunfos en escenarios internacionales.
La popularidad del reguetón, en sus diversas variantes, es indiscutible entre la juventud cubana. Habla del deseo de conectar con una identidad musical más amplia y global.
La transición de la música del son al reguetón es un testimonio de la resiliencia y adaptabilidad de la cultura cubana, que sigue evolucionando mientras mantiene sus raíces profundamente ancladas en la isla.
Este viaje musical no solo cuenta la historia de Cuba, sino que también refleja el constante intercambio cultural que define nuestro mundo globalizado.
Sin embargo, la letra de las canciones actuales y en muchos casos los materiales audiovisuales que las acompañan, están generando debate por su contenido violento, sexista, vulgar y grosero.
La pregunta que se hacen cada vez más los defensores de la cultura cubana es: ¿Ha sido correcta, positiva, esta evolución que ha hecho la música del son al reguetón?
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