Turista rusa cuenta cómo "sobrevivió" durante 16 días en un hotel cinco estrellas de Varadero

“Sin propina no eres nada”, es el primero de una larga lista de consejos y recomendaciones.

Playa de Varadero © CiberCuba
Playa de Varadero Foto © CiberCuba

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Una turista y bloguera rusa relató cómo fue su estancia de 16 días en el hotel cinco estrellas de Varadero, Iberostar Laguna Azul, una experiencia que calificó de “difícil”, y que decidió acompañar de algunos consejos para quienes estén dispuestos a afrontar una aventura similar.

“Sin propina no eres nada”, fue la primera de una larga lista de recomendaciones que la autora del blog "Viajar con una cámara" deslizó a sus lectores.


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La bloguera aseguró que en Cuba "el culto a las propinas se ha elevado a una especie de nivel salvaje", y por eso invitó a dejar "dólares o regalos” por doquier como única salida para recibir un servicio mínimamente digno.

Para que cambien las toallas, limpien mejor tu habitación, te sirvan un mejor ron en tu cóctel, para que una camarera no ignore tu petición si le pides un vaso de agua, para todo la misma solución: propinas o regalos.

“No, no me importa agradecer a alguien por un trabajo bien hecho. Siempre dejo propinas en cafeterías, restaurantes, incluso en gasolineras y taxistas. Pero en Cuba el culto a las propinas se ha elevado a una especie de nivel salvaje. Así, los turistas traen chocolates, cosméticos, medias y otras cosas para el personal con la esperanza de recibir algo remotamente parecido a un servicio normal. Pero incluso con una montaña de ‘gratitud’, esto no siempre funciona”, apuntó.

Otro consejo importante es no dejar pertenencias a la vista dentro de la habitación o encima de tumbonas en la playa: desaparecen.

"Cualquier cosa sobre la cama se considera un regalo [...] Por lo tanto al salir de la habitación te aconsejo que compruebes si queda alguna ropa de la que aún no estés listo para desprenderte. Sí, algunos turistas se quejaron de que una camiseta o traje de baño dejado en la cama 'desapareció'", señaló.

Aprovechó para llamar la atención en especial sobre toallas que desaparecen de hamacas y tumbonas.

"Aquí está la cosa: se impone una multa de 35 dólares por la pérdida de una toalla; pero un anciano cubano que se dedica a la distribución de estas, se ofrece a solucionar el problema por solo 15 dólares", explicó.

Dijo haber sido testigo, además, de la pérdida de varios objetos dejados sobre las tumbonas: desde juguetes hasta libros.

"El personal se limitó a encogerse de hombros y a decir: 'No vimos nada'. Parece una nimiedad, pero es aún más ofensivo", señaló.

Otro consejo importante es llevar a Cuba todo lo necesario para aseo personal: "Champú, accesorios dentales, gel de ducha, crema solar, repelente de mosquitos, baterías, todos los medicamentos: si no los traes contigo, no los tendrás".

"En el Iberostar Laguna Azul ni siquiera teníamos champú en la habitación, y mucho menos gel de ducha y pasta de dientes. Pero gracias porque al menos había agua caliente. No todos los hoteles vecinos tienen tanta suerte", aseguró.

Otro buen consejo es llegar pronto a las colas del buffet para comer, y no solo porque se acabe la comida en sí, sino porque pueden escasear incluso los platos.

"Para el desayuno, el almuerzo y la cena, trata de llegar al principio [...] Tuvimos otro problema en el hotel: la falta de platos. Llegas un poco tarde y de repente andas deambulando por el pasillo en busca de un plato. Y todas las mesas están ocupadas", apuntó la bloguera.

"Por cierto, si esperabas ver hermosos platos de los servicios de un hotel de cinco estrellas, te decepcionaré. Los platos son todos diferentes, algunos están desconchados, otros tienen manchas...", detalló.

Otro drama es la falta de botellas de agua, una queja recurrente entre los turistas que visitan la isla. En la habitación cada día ponían una botella de cristal con agua, pero no había vasos y debían tomar directamente del envase.

"En cuanto a la comida, no voy a aconsejar nada. Definitivamente, Cuba no es turismo gastronómico. Por lo general, cuando preguntas sobre la comida en un hotel en un chat cubano, la respuesta es: 'Bueno, puedes encontrar algo para comer, no te morirás de hambre', pero no es exactamente lo que esperarías de unas vacaciones en un hotel paradisíaco en una isla tropical", aseveró.

Cuenta que lo mismo un día había varios tipos de jamón, quesos españoles, carnes y pescados rojos bastante buenos, que al siguiente lo único que se podía comer era pepinos y arroz.

"Lo único con lo que no hay problema son los cigarros y el ron. El resto puede que todo termine y no vuelva a aparecer. Y aquí es imposible adivinar", advirtió.

"Este es probablemente el consejo más importante. Incluso si un hermoso folleto de viajes habla de una completa relajación en una playa ideal a orillas del suave océano azul, no olvide que esto es Cuba. Al fin y al cabo, no en vano todos los enamorados de este país responden siempre de la misma manera a los reclamos de quienes 'no les gustó: 'Bueno, deberías haber estudiado adónde ibas, esto es Cuba", concluyó resignada la autora del post, cuyo texto cuenta con decenas de comentarios de otros compatriotas relatando sus propias experiencias.

El turismo ruso se ha convertido en la gran esperanza de la maltrecha industria turística cubana, que en 2023 no consiguió alcanzar la expectativa marcada por el gobierno, que era de 3,5 millones de visitantes.

No obstante, el turismo ruso a a isla sí aumentó de forma significativa en el último año. En noviembre la Asociación de Turoperadores de Rusia (ATOR) aseguró que entre enero y octubre hubo un incremento de los viajes de turistas de ese país a la isla.

Según datos de ATOR, en los primeros diez meses del año viajaron a Cuba 146,300 turistas rusos, cifra que representa un incremento de 3,5 veces en relación con igual período del pasado año.

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