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Shayra González Pernía (Manzanillo, 1986). Nació varón con cerebro y alma de mujer. Transexual, aunque conserva sus genitales masculinos, intentó abrirse camino, como muchos de sus paisanos, lejos de Cuba, pero fue deportada, tras un periplo por Rusia, Egipto, una fatídica escala en Turquía, donde debía cambiar de avión para volar a Serbia; otra vez a Moscú, que la devolvió a Estambul y vuelta a La Habana.
Tras su vuelta a la cuna, se prostituye por Internet y lucha por hacer Cuba más habitable; basada en valores de libertad, prosperidad, tolerancia, justicia y respeto mutuo.
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¿Qué es Cuba para Shayra?
Cuba es otra dimensión. Una sociedad en involución, carente de respeto a las personas y a la naturaleza. Cuba es como la antigua Roma. Una plebe que malvive hasta con mal olor en las calles, ancianas que caen al piso y otros ríen y no la socorren. Los actos humanitarios son excepción, casi un milagro
En Cuba, una jinetera tiene más poder adquisitivo que un neurocirujano, la mala musica agrede el alma, en calles y almendrones; pese a que los turistas vienen con la idea que la salsa y los boleros serán parte de sus días en la isla, donde la realidad es otra, como esos niños pidiendo dinero a los extranjeros, que también son acosados por taxistas, vendedores de tabacos y otros buscavidas.
¿La miseria solo está en el estómago? Me resisto a creer que la mala educación y la vulgaridad nos invadió, aunque seamos un país en fuga, porque la preocupación fundamental de muchas familias no es educar en el respeto a los niños, sino en encontrar una vía para escapar.
Todos los cubanos sabemos quienes son los culpables de nuestro desastre, pero pocos valientes lo decimos porque somos como el pueblo de Moisés, huyendo a la tierra prometida, abandonando la que nos pertenece, la nuestra.
¿Cómo y dónde se produjo tu cambio de sexo?
Legalmente soy hombre. Solo te hacen cambio de sexo legal a las trans con reafirmación sexual si ya tienen vagina. Creo que el cambio se sexo es solo mental en mi y, para muchas personas, soy hombre, para otras un mujerón, otros piensan que soy una payasa y muchos creyentes creen que soy una pecadora. A todos les respeto su opiniones y exijo igual respeto.
¿Cómo es tu vida de deportada en Cuba?
Con sentimientos en encontrados. No querer vivir en mi patria, sintiendo que se me va la vida. Al volver, sentí que regresaba al infierno; entonces lo conté en Facebook y mi relato se hizo viral. Todavía hay personas que me preguntan y he descubierto que me afecta, porque no quiero hablar del tema. He llegado a preguntarme por qué no nací en Europa, por qué me tocó esto. Me estoy llenando de preguntas.
Volví tras cinco días sin bañarme, sin maletas ni nada; oliendo mal. Sólo quería una ducha y sentir el olor del café caliente porque supe que mis sueños fueron aniquilados. Me sentí como una apestada, aún sabiendo que no soy culpable.
¿Y cómo subsistes, has conseguido trabajar?
Ahora me prostituyo en Internet. Muchos cubanos lo hacemos. Pedimos recargas, a cambio de fotos o vídeos por fotos o videos. Muchos chicos, cuando te ven en redes, mostrando carne, enseguida te hacen propuestas. También se producen situaciones de acoso. Pero internet es la vía para que que sepan de ti; pones una etiqueta y comienza el baile...
¿Cuando saliste de Cuba, adonde fuiste?
Salí para Rusia en plena pandemia de coronavirus. Estaba loca por el encierro y con mis sueños de cruzar el Atlántico y llegar a mi país favorito, España. Tras tres meses en Moscú, volé al Cairo, donde estuve un mes y de ahí cogí rumbo a Serbia, pero nunca llegué porque en la escala en Estambul comenzó mi odisea. Me reembarcaron para Rusia, pero ya no me dejaron entrar y me devolvieron a Turquía, donde estuve detenida cuatro días en un apartamento, sin pasaporte y sin saber qué sería de mi. Dos policías, creo que de la Aduana turca, me escoltaron hasta La Habana.
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