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En los últimos tiempos, los peloteros cubanos han ganado lideratos en varios de los más importantes departamentos del juego, léase jonrones, carreras impulsadas o average. Sin embargo, hace 50 años que ningún hijo de la Mayor de las Antillas manda en bases robadas, una triste realidad que el avileño Luis Robert luchará por revertir en 2022.
En estos momentos, el outfielder de los Medias Blancas es el hombre que más almohadillas ha estafado en las Mayores con un total de cinco, sin intentos fallidos. La campaña es muy joven, obviamente, pero resulta alentador verlo tratando de emular las hazañas de su compatriota Bert Campaneris, uno de los “ladrones” más connotados de la historia.
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El inolvidable torpedero ganador de tres Series Mundiales encabezó seis veces a los robadores de la Liga Americana –la última de ellas en 1972, exactamente medio siglo atrás-, y su total de 649 todavía lo sitúa en el décimo cuarto puesto de todos los tiempos y, de lejos, a la vanguardia insular.
En el ranking cubano de estafadores de bases en la MLB solo hay cinco elementos que alcanzaron los dos centenares: aparte de Campy, el quinteto incluye a José Cardenal (329), Tony Taylor (234), Minnie Miñoso (216) y José Canseco (200).
Ahora, afortunadamente, surge la figura de Robert, quien parece realmente interesado en sacarle el máximo provecho a la energía de sus piernas. Para muestra de su habilidad y facultades, un botón: en su corta carrera ha salido 23 veces y ha llegado ileso en 20. Simple y llanamente, impresionante.
El viejo arte de robar almohadillas, subvalorado en un béisbol demasiado concentrado en poner la pelota del otro lado de las cercas, necesita de jugadores como el “cinco herramientas” avileño.
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