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Una ciudadana cubana ha estallado de indignación en las redes al denunciar las penurias que pasa su familia para conseguir algo con qué alimentarse.
En un post compartido en un grupo en Facebook, Dayana Silot Piedra muestra una foto de los huesos que ha comprado y con los cuales el Estado pretende que cubra las necesidades alimentarias de una hermana suya en situación de invalidez.
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“Esta es la foto que deberían enseñarles a la ONU, para que me diga qué motivos hay de celebración para la alimentación en Cuba”, protesta la joven que comparte unas imágenes que demuestran la situación de crisis alimentaria que se vive en el país.
En las imágenes se aprecia un costillar de res sin rastro de carne alguno que transportan enganchado al respaldo de la silla de ruedas de su hermana inválida.
“Esa es mi hermana, la que está inválida, a la que deben comprarle huesos. Ahora no solo porque el pollo está en USD, sino también porque el que viene a los puntos es por tiquets, por la libreta. Es un suplicio comprarlos, porque supuestamente a los impedidos no los van a priorizar más”.
La mujer confiesa que lo que más la entristece “es ver cómo mi madre se tira en una cama y dice que no va a la cola del pollo porque la humillación y el maltrato que recibe la van matar del corazón. Yo, realmente, me doy por vencida”.
En agosto pasado, Silot Piedra también denunció la precariedad alimentaria con la que subsistían, dirigiendo un post de su cuenta de Facebook a Díaz Canel, en el que entre otras recriminaciones le informaba que durante tres semanas solo había conseguido alimentar a su hijo a base de arroz con pepino.
“Señoras, Señores, los que me dijeron abusadora por darle a mi hijo arroz con pepino, no se preocupen más. Ahora le voy a dar sopa de huesos, así que tranquilitos. Y no es por falta de dinero, es por falta de humanidad y [por la falta de] democracia y derechos que hay en Cuba”, afirma la joven en alusión a su denuncia previa.
Al parecer, recibió en aquel momento comentarios en los que se le achacaba la responsabilidad de que su hijo estuviera a dieta de arroz y pepino. A ellos se dirige directamente cuando dice:
“Ahhhh y para el que diga que por qué no vendo el celular y blablablá (…) no lo venderé. Porque esta es mi arma, es mi manera de reflejar la mentira, no la miseria. Porque saben ustedes que no es miseria, porque en Cuba aparece la comida, lo que circula para dos o tres personas”.
Tiene claro quiénes son los responsables. “A mí que nadie me hable una mierda de Revolución. Porque si esto es Revolución, yo me cago mil veces en ella (…). Supuestamente en 1960 el país fue alfabetizado para aprender a exigir tus derechos y no a callar, y como supuestamente esto es de los humildes y para los humildes, pues hablo como pueblo”.
“Si quieres seguir comiendo como perro y viviendo como un animal, vive tú. No te metas con lo que exigen las personas con un poco de dignidad… Yo no pido dólares. No pido irme del país. ¡Solo quiero que se me respete como ser humano, que hace rato no vivo, ni como, ni me siento como tal!”, exige esta joven cubana.
La venta de huesos a la población ha desatado fuertes críticas y ha sido objeto de la ira de varios ciudadanos cubanos a través de sus redes sociales, quienes se preguntan a dónde va a parar la carne. En febrero pasado, un reportaje del periódico oficialista Trabajadores, reconocía que la carne que el país produce se destina en su mayoría al turismo.
Ahora, que el turismo ha caído estrepitosamente por el impacto del coronavirus, la pregunta de los cubanos vuelve a plantear el mismo problema de siempre. ¿Por qué a los cubanos se les niega el derecho a una vida digna, sin problemas de abastecimiento en los alimentos y productos de primera necesidad?
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