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El nuevo videojuego Call of Duty, de la franquicia Activision, incluirá a la Dirección General de Inteligencia cubana (DGI) como uno de los contrincantes de un equipo de operaciones encubiertas de la CIA.
Apodado Black Ops Cold War (Operaciones Encubiertas Guerra Fría), el videojuego estará ambientado en medio de la narrativa de la Guerra Fría, a inicios de la década de 1980, y será lanzado al mercado el próximo 13 de noviembre.
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Los mapas multijugador te llevarán al desierto de Angola, los lagos helados de Uzbekistán, las calles de South Beach Miami y las aguas del Atlántico Norte, y el evento a Moscú. Los escenarios en los que aparece la DGI son South-Beach Miami y los desiertos de Angola.
En el primer caso, un mítico y misterioso agente soviético llamado Perseo intenta liberar de prisión a un aliado de confianza en la playa de Miami. Las fuerzas de la DGI son el apoyo del asalto, armadas con equipo militar soviético.
Con la cobertura de la noche miamense, entre edificios de arquitectura Art Decó, luces de neón y autos americanos, un equipo de fuerzas especiales de la CIA debe eliminar los restantes efectivos de la DGI e identificar pistas sobre el paradero de Perseo.
En el segundo caso, en lo profundo de los desiertos de Angola, en África Central, un satélite de reconocimiento de alto secreto fabricado en Estados Unidos, conocido como KH-9, ha sido conectado a tierra, presuntamente por Perseo. Las fuerzas de la DGI contratadas están buscando la información confidencial que posee, mientras que el Escuadrón MI6 de la OTAN ha sido enviado para asegurar el sitio y eliminar a las tropas que han quedado rezagadas de la DGI.
Aunque se trata de un tratamiento ficticio, el impacto de la Inteligencia y de las operaciones encubiertas cubanas aún sobrevive en la historia de la Guerra Fría. Recientemente, la polémica película La red avispa ha abordado el tema de la Inteligencia cubana a través de una supuesta reconstrucción del caso de los cinco espías cubanos aprehendidos por las autoridades de Estados Unidos y encarcelados durante años.
Además de en Angola y Miami -dos de sus escenarios de guerra y espionaje, respectivamente-, Cuba ha financiado, desarrollado e intervenido en operaciones encubiertas en Latinoamérica durante esos años.
Con un apoyo activo a los movimientos de guerrilla en Colombia, Nicaragua y Chile, entre otros, quizá una de sus más famosas operaciones encubiertas fue la fallida operación de Carrizal Bajo en costas chilenas, llevada a cabo en colaboración por las Fuerzas Especiales del MININT y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) a mediados de 1986. Esta consistía en ingresar a Chile, por vía marítima y de manera clandestina, un numeroso arsenal enviado por el gobierno de Fidel Castro hasta la norteña localidad de Carrizal Bajo.
Las armas eran mayormente fusiles M16 comprados al gobierno de Vietnam, y que constituían parte del botín de guerra tomado de Estados Unidos. El objetivo era que no pudiera probarse la procedencia cubana y del bloque soviético de las armas. Estas serían empleadas por el FPMR en acciones violentas contra la dictadura militar de Augusto Pinochet. La operación fue descubierta por los servicios de seguridad chilenos de la época.
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