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Quise anoche toser en un restaurante italiano y me contuve.
Tuve que ir a la calle a descongestionar, pues expectorar en público, hoy día, puede sonar terrorista.
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Y no es que la gripe común, que vive en mí, se manifestara abiertamente, empero, fue una reacción al leer la noticia de que el ICAIC, justifica la censura del documental SUEÑOS AL PAIRO, sobre Mike Porcel, alegando su privilegio de ser dueño de las imágenes de archivo utilizadas.
Casi se me declara una bronquitis. Los ñoquis se me atragantaron. Y poco faltó para que salpicara a la mesa de al lado, con un “fuego artificial” salido de mi boca e impregnado en salsa Alfredo.
Contaré mi visión al respecto, causa del exabrupto sufrido, pues acabo de tener una amarga experiencia al respecto.
Para poder terminar todas y cada una de mis películas, se han tenido que pagar los correspondientes derechos de autor de las músicas utilizadas.
Eso se ha hecho a través de la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical (ACDAM) en Cuba.
Mediante esa institución, pude - incluso, luego de mucho tiempo sin hacerlo - cobrar mis trabajos en cine y teatro, con asiduidad, durante los últimos, más o menos, cinco años que trabajé y viví en la isla.
Una vez exiliado en Estados Unidos, inicié mi canal de YouTube con el propósito de divulgar mi obra, pero, sobre todo, de archivarla para el futuro. Como una suerte de reservorio de mi quehacer audiovisual.
Así, me dediqué a subir todo el material que he podido recopilar en el mejor de los estados.
Y aprovecho para alimentarlo, de vez en tanto, con el estreno de lo que consigo realizar en la actualidad.
Mas, luego de un tiempo y muchas vistas, aparecieron impugnaciones de YouTube, acerca de los fragmentos de piezas usadas “sin derechos” en algunas cintas.
Primero fue con NADA.
El cúmulo de objeciones - de parte de los que dicen ostentar las patentes - por el uso de La Lupe, Pérez Prado, los Van Van y Matamoros, han hecho que la tenga que bajar de cartel - aún con todas sus vistas - para limpiar mis récords y poder intentar, en un futuro, una pequeña monetización de mis trabajos. Tenía claro que el ICAIC, en su momento, había pagado eso. *
* He solicitado averiguarme al respecto.
La segunda fue con CHAMACO.
Pero, ahí gané la batalla. Curiosamente, no es una película realizada por el ICAIC, sino de manera independiente. Y esta vez, la queja venía por el uso, en los créditos finales, de una canción compuesta por Baby Lores. Como conozco al músico, vive actualmente en Estados Unidos y alguien me facilitó su número de teléfono, pude enviarle un mensaje. Pues, él me había legado esa canción, para mi filme, en su momento. A los dos días, sin que él me contestara, personalmente, se quitó la reclamación y pude conservar las muchas vistas que tenía. Que es, para mi sorpresa, la película mía con más visitas en esa plataforma.
Resulta que, con el caso de mi último filme realizado en Cuba, CONTIGO PAN Y CEBOLLA, la objeción viene por el uso - de menos de tres minutos - de la canción SE FUE interpretada por Barbarito Diez.
Los que detentan los derechos internacionales niegan su permiso y/o su utilización.
¿Me garantiza la ACDAM los derechos internacionalmente, o es solo de manera nacional?
La única solución posible, hasta ahora, ha sido reeditar la película, silenciando ese fragmento.
Lo cual es una mutilación que me ha dolido tanto como amputarle un dedo a un hijo para poder otorgarle un carnet de identidad.
Y como no quiero perder la ocasión de subirla, he colocado un cartel transparente sobre la secuencia, donde se explica el inconcebible mutismo de la escena. *
* Pueden acceder a esta versión a través del enlace: https://youtu.be/sXylPBRvaAs
¿Quién gana con todo esto?
Nadie.
Los herederos, o dueños de los derechos, no cobran nada y la canción pierde la ocasión de escucharse de nuevo.
¿Gana Barbarito?
No. ¡Gana la barbarie, el mutismo y la estupidez humana!
Debo aclarar que, durante toda mi vida, he recibido bien poco - en referencia al incalculable valor de toda obra de arte - como remuneración a la distribución de mis películas. *
* Solo he obtenido mis salarios en cada proyecto que nunca sobrepasaron el monto de 400 dólares.
La Sociedad General de Autores y Escritores (SGAE) de España - con su sede en Cuba - me reportó y agenció, en su momento, varios pagos. Pero estos eran tan eximios que, a veces, me daba hasta pena cobrarlos.
Lo curioso es que, siendo director de cine, e intelectual, mucha gente considera que soy rico. *
* Digo económicamente. Porque, por dentro, estoy satisfecho con mis riquezas. Y por fuera, siempre me he considerado una ricura.
No recibo regalía alguna por lo que alguna vez he hecho. O al menos, no de una magnitud considerable como para llamarla decente. *
* Y en este momento de mi vida no recibo absolutamente nada.
A ese ICAIC que alega exclusividad en el uso de sus imágenes, podría cuestionarle, por ejemplo, el uso de todas las que hizo Santiago Álvarez, en su alabado material NOW.
¿Se paga en Cuba la transmisión, desde hace siglos, de las películas norteamericanas por la televisión? *
* No creo. A todos los cubanos se les apaga el antimperialismo los sábados por las noches. Y de pagarse, un día, deberíamos más que la deuda externa.
La de desencuentros que tuve en el departamento de Relaciones Internacionales por el uso de mis películas en eventos a los que se auto invitaban funcionarios, que nada tenían que ver con la obra, o tan siquiera, el esfuerzo. *
* Yo les explicaba, con razón, que al menos ganaba con el viaje mío, o de cualquiera vinculado, con el equipo, o el elenco. Muchas veces la respuesta era: ¡la película es del ICAIC! Con lo que esperaban callarme. Mas, eso iniciaba desataba mi bateo.
Incluso, hace poco, RADIO RELOJ daba nota del uso de mi película VIVA CUBA - que, como ya he contado es una producción francesa - por parte de una embajada cubana en la India. Algo que me complació sobremanera, pero para lo que nadie nunca me pidió el más mínimo permiso.
Quizás por lo poco que he recibido - en materia de dinero, que no en cariños, respetos, consideraciones y amigos - es que se me afianza, cada vez más, la idea de que las obras de arte nacen, precisamente, para ser apreciadas, POR LA MAYOR CANTIDAD DE GENTE POSIBLE y no para el comercio.
Todo sonido o imagen vetados, solo conducen a la oscuridad, a la ceguera, al silencio y al aburrimiento.
Volví a mis ñoquis. *
* No los hice yo y me los como. Eso me hace sentir, un poco, como los camajanes (no artistas) que se enriquecen con mi trabajo.
Pagados con el resultado de mis “modestos esfuerzos”
En otras latitudes, ya que, como artista, la verdad, no gano un centavo.
Si, ni siquiera, soy dueño de lo que genero…
A esta altura, a mí izquierda o derecha, ya me dan lo mismo.
ÚLTIMA HORA: Una vez subida la copia de CONTIGO PAN Y CEBOLLA, me ha llegado ipso facto.
Pero, ahora, una reclamación por parte de EGEDA.
Ahora sí que me perdí
Averiguo, pero esto se pone interesante. Por lo pronto la película está ahí. Aunque está BLOQUEDA para todos los territorios.
¡Depin!
Ya no sé si la hice, o si se verá, no lo sé.
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