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El presente listado evoca la eficacia comunicativa y cultural que suelen alcanzar ciertas canciones cuando se combinan con imágenes o escenas cinematográficas, y así se reactiva la significación de las historias por dos caminos: a través de las canciones y de las imágenes.
Los elegidos en esta lista, tanto musical como cinematográfica, se apartan de los consensos críticos e intelectuales respecto a lo que debe ser “lo mejor” del cine y la canción en Cuba. Porque seleccionamos los fragmentos audiovisuales capaces de asumir, en unos pocos minutos, esencias culturales y artísticas vinculadas al tiempo justo que dura una canción. La lista está ordenada cronológicamente:
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1. “La despedida del Rey”, le llamó la realizadora francesa Agnes Varda, al segmento dedicado a Benny Moré, en su cortometraje documental de 1963 titulado Salut les Cubains. El Bárbaro del Ritmo aparece en un vertiginoso collage de fotos, ambientado en un salón de La Torre, mientras le escuchamos cantar “que solo las cubanas acaricien mi cara”.
2. De 1964 data Nosotros, la música, de Rogelio Paris. Luego de presentarse, y explicar su apelativo, Bola de Nieve acomete al piano Ay Mamá Inés, mientras la cámara se mueve entre el piano, el escaso público, y su rostro expresivo, delirante…
3. Humberto Solás se vale de una romántica canción de Marta Valdés en Lucía, de 1968, cuando varias mujeres cansadas se sientan para cantar al son de una guitarra “yo me hallaba sin amores, y el amor de pronto vino”…
4. Los años setenta personificaron la consagración de la Nueva Trova con Silvio Rodríguez a la cabeza. Los dos largometrajes más populares en esta década llevaban, mientras presentaban los créditos de inicio o desenlace, sendas trovadas que testimoniaban las hazañas de los dos mayores héroes cinematográficos en nuestra historia audiovisual: Primero llegó El hombre de Maisinicú (1973, Manuel Pérez)…
5. …Y luego llegó el turno de Elpidio Valdés (1979, Juan Padrón), cuyo tema musical fue cantado por miles, millones de cubanos. Y algunos lo siguen cantando, dentro y fuera de Cuba: "para Elpidio Valdés, patriotra sin igual..."
6. Los años ochenta entran en la historia del cine cubano a ritmo de Los Van Van y los comentarios musicales sociológicos y domésticos que ilustran la trama de Los pájaros tirándole a la escopeta (1983, Rolando Ríaz).
7. Asseneth Rodríguez se confirmó entre las grandes comediantas musicales de Cuba con el tema musical antimachista de Ruperta La Caimana en Patakín (1982, Manuel Octavio Gómez) un musical mucho más divertido y jodedor de lo que se pensó en su momento.
8. También tuvimos canciones que se “tragaron” las películas, como la versión de Veinte años, en Lejanía (1985, Jesús Díaz) entrañable pieza de María Teresa Vera reintepretada por Omara Portuondo. La canción era lo mejor de aquel panfleto sobre un muchacho que rechaza la visita de su madre exiliada porque prefiere irse a trabajar a Moa...
9. Y si Una novia para David (1986, Orlando Rojas) logra conectarse con la memoria colectiva de una generación de cubanos se debe, en parte, a la canción Amáme como soy (compuesta por Pablo Milanés y cantada por Elena Burke).
10. Miles de jóvenes volvieron a cantar melodías como Si llego a besarte, que entonaban sus abuelos o bisabuelos, luego de disfrutar a Beatriz Valdés en La bella del Alhambra (1989, Enrique Pineda Barnet), nuestra joya más querida en el cofre audiovisual de nuestro patrimonio cultural.
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