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Maestro indiscutible de la escultura en Cuba, José Villa Soberón es el autor de estatuas muy conocidas emplazadas en varios países, como la de José Martí, que está Madrid; la de Wifredo Lam, que se ubica en el campus de la Universidad de Valencia, España; o la de Tintán que está en Ciudad Juárez, México.
En La Habana y otras ciudades de la Isla se emplazan también trabajos muy conocidos de Villa Soberón como la estatua de Benny Moré, en el Paseo del Prado, Cienfuegos, y el homenaje a Los Mártires del 13 de Marzo, ubicado en el Cementerio de Colón, entre otros.
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Pero quisimos seleccionar las cinco estatuas emplazadas en la capital y que atraen mayor cantidad de admiradores, entre las creadas por Villa Soberón:
1. En primerísimo lugar está la de John Lennon, en el Parque 15 y 8, del Vedado. Desde el año 2000 La Habana cuenta con este monumento en un país donde todavía se adora el legado de los Beatles, quizás para curar antiguas prohibiciones e incomprensiones. Este sitio fue escogido para homenajear a Lennon a través de varios conciertos con importantes músicos cubanos que recuerdan a la célebre banda y en particular a Lennon, asesinado por un fanático en 1980. La estatua de John Lenn fue develada por Silvio Rodríguez, y poco después de colocada en el parque se inició una surrealista historia de robo de los espejuelos, “montados al aire”, y que varios admiradores hurtaron como souvenir, de modo que se hizo preciso colocar un custodio frente a la estatua.
2. El Caballero de París, en las afueras del Convento de San Francisco de Asís: Desde 2001 ocupa una de las esquinas aledañas a la Plaza de San Francisco, en La Habana Vieja. Hoy por hoy es una de las estatuas más célebres de Cuba, en homenaje al personaje real que representa, el mítico Caballero de París. José María López Lledín un hombre oriundo de Galicia que aseguraba ser descendiente de la aristocracia francesa.
3. La de Ernest Hemingway en el Restaurante Floridita. En 2003 se colocó este homenaje a unos de los escritores norteamericanos más influyentes del siglo XX, y sin dudas el más asociado a Cuba. De todos los lugares del mundo disponibles, Hemingway escogió La Habana para vivir casi hasta su muerte. Es por ello que la ciudad está llena de recuerdos suyos, incluida su casa en la Finca Vigía. Su vida en Cuba estuvo vinculada el restaurante bar El Floridita, donde ahora existe esta emblemática escultura de tamaño natural del escritor inclinado en la barra. Aquí acostumbraba sentarse para tomar su trago favorito, el Daiquirí.
4. La escultura de Alicia Alonso en el Gran Teatro que lleva su nombre, y que eterniza a la danzarina en uno de los movimientos del ballet Giselle, que se considera la mejor interpretación que se ha hecho de este personaje en la historia del ballet. Como en otras de las piezas de Villa Soberón, la pieza destaca por la fluidez de las líneas que sugieren movimiento, y la ilusión de realidad que trasmite la pieza.
5. Menos vocinglera y altisonante que las anteriores pero estremecedora es la estatua de la Madre Teresa de Calcuta, en el jardín del Convento de San Francisco de Asís. Hay que ir a buscarla para verla, porque tanto la estatua como el emplazamiento sugieren la discreción y humildad que rodeó la vida de la Madre Teresa.
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