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La Habana, 9 abr (EFE).- El reconocido bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta anunció este martes que rendirá tributo a sus maestros y "salvadores", la cubana Ramona de Saá y el británico Ben Stevenson, con una temporada de inspiración totalmente clásica, la primera para su compañía Acosta Danza, inclinada a lo contemporáneo.
Prevista en dos momentos, del 13 y 14 de abril y del 18 al 21 en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el programa de Tributo incluirá la aclamada End of time, de Stevenson, y escenas de Don Quijote compuestas por Acosta a partir de las coreografías originales de Marius Petipa y Alexander Gorsky.
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"Puede que hasta salga de mi retiro del (ballet) clásico para bailar Don Quijote, aunque no es fácil usar mallas blancas a esta edad", bromeó Acosta, de 45 años, en un distendido encuentro con la prensa, en la que sirvió de entrevistador improvisado a sus antiguos maestros, "quizá las figuras más importantes" en su carrera, dijo.
Carlos Acosta, primer bailarín de raza negra en interpretar grandes papeles clásicos en las principales compañías del mundo, se deshizo en elogios hacia De Saá, su "segunda madre", y Stevenson, quien lo contrató al regresar de Londres a Cuba tras una lesión e impulsó su carrera internacional desde el Houston Ballet.
"Este homenaje lo hago con mucho amor para ellos. Nunca será suficiente todo lo que haga para agradecerles. Por eso quiero estar en el escenario con mi compañía", insistió.
Ramona de Saá (1939), una de las figuras más importantes de la escuela cubana de ballet, fue clave en el ascenso del "dios negro del ballet cubano", una historia contada en Yuli, el filme biográfico donde la española Icíar Bollaín narra el improbable viaje del hijo de un camionero hasta los principales escenarios del mundo.
"Para mí fue un honor verlo crecer como persona y como profesional", dijo De Saá, que se mantiene aún al frente de la prestigiosa Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso.
Considerado uno de los mejores narradores de historias a través del baile y poseedor de varios de los más prestigiosos premios de danza, Ben Stevenson (1936) llamó al cubano en 1993 para que se convirtiera en el primer bailarín del Houston Ballet (EE.UU.), lo que significó una "segunda oportunidad" para Acosta.
El británico, actual director artístico del Texas Ballet Theater, recordó el asombro que le causó ver bailar a la legendaria Alicia Alonso en Londres y cómo apreció la singular y poderosa técnica de los cubanos casi desde el principio, algo que supo reconocer luego en Carlos Acosta.
Completan el programa de Tributo el pas de deux de La sílfide, Belles Lettres del estadounidense Justin Peck y Majísimo del cubano Jorge García, entre las obras más reconocidas del repertorio clásico en Cuba, así como una nueva versión de La muerte del Cisne por Acosta y su compañía, fundada en La Habana en 2016.
Esta variación será un "híbrido, un diálogo entre las dos coreografías de Mijaíl Fokin y Michel Descombey, que se entrelazan para resultar en algo completamente distinto a las originales", explicó.
El bailarín, que fundó Acosta Danza bajo la premisa de que "no hay límites en la danza", reconoció que el espectáculo no propone la ejecución "pura del bailarín o la compañía dedicada exclusivamente al ballet clásico".
"La idea es hacer de ese vehículo clásico una propuesta desde la perspectiva de una compañía contemporánea", explicó.
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