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El músico cubano Alain Daniel estuvo 12 años escribiéndole cartas por correo tradicional a Gilberto Santa Rosa movido por la admiración que sentía por el boricua, pero no tuvo resultados. Luego, cuando llegó la era de Facebook y las redes sociales, lo pudo contactar y a partir de ahí nació la amistad que lo une con el compositor de Que alguien me diga.
“Fueron muchos intentos hasta que en los primeros años de los 2000, ya en la era del correo electrónico, la aparición de Facebook y de otras redes sociales como Twitter, logré comunicarme con Gilberto. Fue muy amable al responder sin conocerme, así fui cuadrando el primer encuentro”, rememora en entrevista con medios cubanos.
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Daniel intercambió con el músico boricua durante sus recientes conciertos en Cuba, que aglutinaron a miles de personas en el festival Josone, de Varadero y en La Piragua, frente al Malecón habanero.
El salsero cubano recuerda que tuvo dos encuentros fallidos antes de poder conocer finalmente a Santa Rosa.
“Hubo dos fallidos. En uno, llegué a Perú cuando ya se había marchado, y en otro, no pudo llegar a Panamá. En ese último conocí a Pedrito, su asistente por más de 20 años, alguien cercano a él a quien le conté la historia completa. Dos meses después, conocí a Gilberto Santa Rosa, mientras yo estaba de gira con el grupo cubano Bamboleo, y ya sabía por Pedrito que estaríamos en el mismo hotel”, dice.
Desde ese momento, explica el cubano, surgió una amistad que se ha afianzado con el tiempo.
“Nuestra amistad ha crecido y la comunicación, aumentado en estos años. Cada vez que hay oportunidad de juntarnos, arranco para donde sea como el primero”, explica.
“Veo a sus hijos como sobrinos— agrega Daniel—, a su esposa como cuñada y al él, como un todo: hermano, amigo, escuela, maestro, ejemplo, paradigma, admiración. La evolución de nuestra amistad es un valioso tesoro que cobra más valor cada año que pasa”.
El músico cubano comenta que el boricua tiene la humildad entre sus principales virtudes así como su estrecha relación con sus fanáticos.
“Personalmente, mientras más lo conozco, más me impresiona. Tiene don de gente y, entre sus muchas virtudes, está la de no haber perdido el piso jamás. He podido en estos años compartir con él en distintas ciudades, países y circunstancias -no siempre han sido conciertos-. He sido testigo de que para cada persona que se le acerca, tiene una sonrisa, no solo complace con la foto deseada por quien lo aborda, también conversa con la gente, sabe hacer que quienes lo admiran se sientan cercanos. En mi opinión, hay que aprender mucho de él”.
Daniel recordó una anécdota que vivió con el actor cubano Alexis Valdés y Santa Rosa en Puerto Rico cuando fueron a compartir juntos a una discoteca.
“El baile estaba lleno, por cierto, me encantó ver que en Puerto Rico la gente sigue bailando la salsa en pareja, lo que llamamos en Cuba bailar casino. Muchas personas bailaban y al verlo llegar, además de pedirle fotos, las mujeres lo invitaban a bailar y ¿qué creen que hizo? Bailar salsa con sus fanáticas, una canción con una, otra con la otra. Me quedé con la boca abierta, Gilberto es único”.
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