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"Me enganché al carro de la Revolución y entonces no celebraba las Navidades"

Antes del año 1998, en que por deferencia ante la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba se le declaró festivo, el 25 de diciembre era un día normal de trabajo

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Este artículo es de hace 6 años

La estética navideña se hace cada vez más patente en los hogares y negocios privados y locales en Cuba.

Las tiendas, por su parte, comercializan por estas fechas luces, árboles y elementos decorativos propios de las Navidades. Aunque los precios son prohibitivos para la mayor parte de los cubanos, su presencia demuestra la expansión de la celebración en la Isla.

Árbol de Navidad en la Lonja del Comercio

"Es un motivo de celebración que por muchos años se controló un poco" comenta para Cubanet una señora fiel a la tradición desde antes del triunfo revolucionario.

Otra, un poco más joven, reconoce que hubo "muchos años que no era costumbre porque teníamos otra mentalitad (...) "me enganché al carro de la Revolución y hacía todo lo que tenía que hacer por ella y entonces no celebraba las Navidades" añade esta cubana quien comenta que cuando comenzó a "poder celebrarse" las navidades hizo suyos los rituales y costumbres de estas fechas.

Me enganché al carro de la Revolución y hacía todo lo que tenía que hacer por ella y entonces no celebraba las Navidades

Aunque muchos jóvenes reconocen que en Cuba no es extendida la costumbre de festejar la Navidad y otros aseguran asumirla más como una fiesta que como una celebración religiosa, admiten poner año tras año el arbolito y hacer la cena en familia con los recursos de que se disponga.

Durante muchos años, sin embargo, muchas familias cubanas con fuerte apego a las tradiciones cristianas debieron celebrar en voz baja y esconder sus arbolitos para no ser víctimas de la censura, la represión o ser mal vistas.

Antes del año 1998, en que por deferencia ante la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba se le declaró festivo, el 25 de diciembre era un día normal de trabajo, al punto de que durante los primeros años de la Revolución muchos cubanos marchaban en Noche Buena a plantar café, sembrar caña o cumplir alguna misión encomendada por la Revolución.

No es de extrañar, entonces, que entre los más jóvenes no exista cultura ni tradición de celebrar las Navidades.

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.


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